LA REUNIFICACIÓN DEL FUTBOL URUGUAYO
I
ANTECEDENTES
Cuando el fútbol en nuestro continente llegaba a “la mayoría de edad”, sufrió una crisis de carácter social, económico, político y deportivo. Prácticamente en la misma época estos problemas envolvieron a casi todos los países que integraban la Confederación Sudamericana de Fútbol (hoy CONMEBOL). Confederación fundada el 16 de julio de 1916 en Argentina, e integrada originalmente por Brasil, Chile y Uruguay. A esos países se sumarán luego Paraguay (1921), Perú (1925), Bolivia (1926), Ecuador (1927), Colombia (1936) y Venezuela (1952).
En Argentina la Asociación Argentina de Fútbol (hoy AFA), afiliada a la FIFA, sufrió un abandono importante de clubes, los que formaron la Asociación Amateur de Football (AAmF). River Plate, Racing, Independiente y San Lorenzo, entre otros, se alejaron voluntariamente de la Asociación, fundando la Asociación de Amateurs.
Ese evento ocurrió en una primera ocasión entre 1912 y 1914; y luego volvió a ocurrir en 1919.
En Paraguay y Chile esta situación de escisión se vivió, pero con particularidades propias de cada país. Los motivos de estas desafiliaciones, expulsiones, creación de ligas paralelas, etc., presentaron situaciones multicausales.
En esencia y más allá de hechos o eventos puntuales o circunstanciales, en el fondo, en general, predominaron dos aspectos:
La circunstancia que en sus orígenes el fútbol fue practicado por aquellos que podían decidir por placer utilizar su “tiempo libre” para practicar el deporte del fútbol en forma honoraria o amateur. Pero en el devenir del cambio de siglo y de los años, hizo que en los hechos se fuera desarrollando en forma remunerada (amateurismo “marrón” primero y luego directamente en un sistema de profesionalismo).
Por una lucha más o menos franca y directa por el poder. Contra quien lo administraba, de qué manera, etc.
Uruguay: Primeras escaramuzas
En nuestro país, la asunción de las clases populares al fútbol, fue provocando desde el punto de vista económico y político fuertes presiones. Porque ellas también querían practicar este deporte y decidir quiénes, cómo y cuándo hacerlo.
Desde el punto de vista político, Uruguay estaba desarrollando una fuerte cultura democrática. Desde 1904 habían sido respetados los resultados electorales (en especial por el Partido Colorado -con sus fracciones Batllista y Riverista- y por el Partido Blanco o Nacional).
Desde el punto de vista deportivo, existían dos Clubes que concitaban la adhesión popular. El Club Nacional de Football, creado el 14 de mayo de 1899 por un grupo de jóvenes estudiantes -liceales y algunos universitarios- y que desde 1901, cuando fue aceptado en la Asociación Uruguaya de Fútbol, no había dejado de ser el principal animador del campeonato uruguayo.
El otro equipo también seguido por una cantidad importante de la afición futbolera, fue el Club Atlético Peñarol. Creado el 13 de diciembre de 1913 en Montevideo, como un pretendido desprendimiento de simpatizantes y algunos socios (en su mayoría de segunda categoría -es decir SIN derecho a voto-) del club del ferrocarril británico (el CURCC [1]).
Deportivamente Nacional quien había ganado su primera copa uruguaya en 1902, fue quien representó a Uruguay en el segundo “partido oficial” internacional de la Selección ante el combinado argentino en 1903 (por la negativa del CURCC de aportar sus jugadores), obteniendo el 13 de setiembre la primera victoria internacional para nuestro país. Luego el 10 de setiembre de 1905 Nacional conquistó su primera copa internacional, venciendo al Alumni de Argentina por 3 a 2 y consagrándose campeón de la primera edición de la Copa de Honor Internacional Cusenier.
También fue Nacional quien ganó la Primera Copa Uruguaya en Propiedad (la misma que había comenzado a disputarse por la AUF en 1900), al obtener en forma consecutiva los campeonatos uruguayos de 1915, 1916 y 1917.
Y presentaba a principios de 1920 toda una opción criolla de practicar el deporte de los “ingleses locos”. Entre los años 1912 y 1922 Nacional conquistó 8 campeonatos uruguayos y 8 Copas Internacionales. Mientras que Peñarol sólo conquistó 2 Campeonatos Uruguayos y 2 Torneos Internacionales.
Esto llevó paulatinamente a Peñarol, a entender que debía buscar tener “poder” para comandar los destinos del fútbol. Especialmente convencido de ello, estuvo su presidente, el político del Partido Colorado Sr. Julio María Sosa Debrus, quien tentó concretar esa necesidad de obtener mediante un “golpe de timón”, un significativo cambio en el gobierno y por consiguiente los resultados, en el fútbol uruguayo.
II
LA EXPULSIÓN - EL CISMA
Peñarol, en setiembre de 1922, antes de que la selección uruguaya viajara a Brasil para la disputa de la Copa América, exigió a la AUF que la Selección no se enfrentara a la selección de la AFA. Porque para ellos esa Asociación no era ‘la fiel representante del fútbol argentino’, sino que quien si representaba al fútbol argentino era la Asociación Amateur del Fútbol.
Seguidamente, tanto Peñarol como Central FC solicitaron autorización para jugar con Racing e Independiente, equipos escindidos en Argentina. Autorización que como lógicamente se podía esperar, les fue negada por AUF.
Pero Peñarol y Central mediante sendas Asambleas de sus clubes, decidieron disputar igual los partidos pactados con los clubes disidentes de la AFA.
El Consejo Superior de la AUF hizo un último intento el día 10 de noviembre informando a Peñarol y a Central, que si se presentaban a jugar en Buenos Aires, corrían serios riesgos de ser desafiliados.
Ambos clubes ignoraron la advertencia y disputaron sus respectivos partidos el domingo 12 de noviembre.
El día martes 14 de noviembre, la Asamblea de la AUF tomó la decisión de desafiliarlos, resolución que fue votada por una amplia mayoría (16 a 1), con el único voto en contra del club Lito.
Expulsados Peñarol y Central de la AUF, Peñarol con la adhesión de clubes barriales y empresariales, más alguno formado en esos días, fundó la Federación Uruguaya de Football, en una asamblea presidida por el presidente de Peñarol, Julio María Sosa. La misma fue realizada en la sede de dicho club, sitio en el que posteriormente la F.U.F. continuó realizando sus reuniones.
Tanto Peñarol como Central, siempre esgrimieron públicamente que al ser (injustamente) expulsados de la AUF, se vieron obligados a constituir la Federación Uruguaya de Fútbol para poder seguir compitiendo.
III
LOS MOTIVOS REALES Y NUNCA COMUNICADOS DE LA DECISIÓN DE PEÑAROL
Con el historiador ALDO MAZZUCCHELLI[2], concordamos en su análisis del porqué de esa decisión tan radical del C.A. Peñarol. Y por la claridad de sus conceptos citaremos casi textualmente algunos párrafos extraídos de su libro “Del Ferrocarril al Tango”:
“El fútbol uruguayo se parte en dos. En realidad el fútbol parte por eje a la sociedad uruguaya entera. El cisma no fue algo que afectase meramente al deporte, con la liviandad relativa que esto implica: partirá los barrios, y las familias, los clubes más minúsculos y los de Primera División, al Parlamento, al gobierno nacional y a los grupos de escolares.”
“Aquellos jugadores que, no jugando en ninguno de los grandes, “tiraban” para uno o para otro, comenzaron a disputar en qué liga había que competir, si la AUF “de Nacional”, o en la FUF de “Peñarol”. Las familias, los escolares, los políticos y los jugadores se enfervorizaron hasta el colmo en aquellos días. Peñarol quiso fundar de nuevo al país a su imagen y semejanza.”
Conclusión: de un lado quedaron los legalistas en la AUF, aquellos que defendían la afiliación internacional vigente y sus reglamentos.
Del otro lado, quedó Peñarol y los equipos que lo acompañaron, quienes querían dirigir a nivel nacional una nueva institucionalidad con la FUF, y a nivel internacional una nueva ‘Confederación’, siguiendo el liderazgo de la Asociación Amateurs de Argentina que tenía en su seno a los mejores equipos de aquel país.
Peñarol en esos momentos venía arrastrando una notoria insatisfacción respecto de su situación y sus logros deportivos. Entendía que tal como funcionaba la AUF no le beneficiaba. Además era notoria, por ejemplo, la diferencia de títulos en el siglo XX, entre ese Club y su tenaz adversario tricolor, que le llevaba clara y ostensible ventaja. Por todo ello Peñarol, que venía insinuando una postura díscola e insatisfecha con la marcha de la Asociación, llegado el año 1922, y atento a la situación regional del fútbol (como se dijo desde el punto de vista de su organización y regulación), entendió que estaba todo pronto para concretar su deseo de romper y modificar el “statu quo” existente en Uruguay con la Asociación Uruguaya de Fútbol, en virtud que no podía cambiarla desde adentro.
Como lo expresa ALDO MAZZUCCHELLI :[3]
“Peñarol se jugó el todo por el todo: quiso encabezar un futbol uruguayo alternativo al oficial, aliándose a la facción mayoritaria en Buenos Aires. Su intento fue estratégico y completamente deliberado .”
“La cronología, pues, no es como se sugiere, que Peñarol fue expulsado de la AUF y en consecuencia creó una entidad rival en Montevideo, y trabó relaciones formales con la Asociación Amateurs: es al revés. Primero se firmó un acuerdo escrito en Buenos Aires, en la sede la Asociación Amateurs. Y solo luego Peñarol desafió a las autoridades de la AUF, deliberada y calculadamente, para que lo expulsasen formalmente . No se hizo expulsar sin antes tener certeza de que iba a ser el representante -con la presencia decorativa de Central al lado- del fútbol uruguayo ante la Amateurs, la más poderosa entidad argentina.”
Estos acuerdos se mantuvieron en secreto.
O por lo menos en secreto mientras se pudo. Porque el Telégrafo de Montevideo fue quien dio la noticia denunciando el 16 de noviembre como había sido armado todo.
El documento que acredita la realidad y certeza de lo ocurrido, expresa:
“En Buenos Aires, a tres de noviembre de mil novecientos veintidós, en la sede la Asociación Amateurs de Football, se reúne el Consejo Directivo de la citada Asociación porteña, con la presencia, como invitados de Julio María Sosa, Luis Borretti y Juan B. Nogués, Presidente y miembros de la Comisión Directiva del Club Atlético Peñarol, respectivamente, y los señores Adolfo Daquó y Carlos Giufra, Presidente y miembro del Club Central- de Montevideo.”
Al mismo tiempo, decidió que su institución liderara a nivel nacional una nueva organización, como lo fue la creación de la Federación Uruguaya de Fútbol, donde se siguieran aplicando las reglas del “amateurismo” en la práctica del mismo.
No hay dudas que influyó lo que ocurría en Argentina desde el año 1919, donde la AFA, como vimos, había sufrido el retiro de la mayoría de los más importantes clubes, creando la Asociación Argentina Amateur de Fútbol.
Esta afirmación no es una mera conclusión. Es el producto de los acuerdos reservados o secretos que el C.A. Peñarol suscribió en Buenos Aires con la AAF, el cual luego del lugar y fecha y la comparecencia de las partes firmantes ya transcripta, expresa que los dirigentes se han reunido:
“con objeto de estudiar la situación creadas por las decisiones del último Congreso de la Confederación Sudamericana y de la Asociación Uruguaya de Fútbol.”
“La Asociación Amateurs y la entidad uruguaya de football representada en este acto por los Clubs Peñarol y Central de Montevideo, declaran celebrado un pacto solidario de vinculación activa, reconociéndose recíprocamente como entidades directrices y representativas del football en la Argentina y Uruguay, a los efectos del mantenimiento de relaciones deportivas y de la obligación de proceder conjuntamente y de común acuerdo en todas las circunstancias futuras en que alguna de las partes contratantes o las dos deban resolver sobre cuestiones que afecten directa o indirectamente la situación creada, con las presentes determinaciones.”
“La Asociación Amateurs y la entidad uruguaya declaran iniciadas las gestiones necesarias para constituir un nuevo organismo en América, que confedere las instituciones de football directrices representativas de los demás países americanos, que identificándose y solidarizándose con el programa adoptado, decidan integrar la nueva Confederación.”
Concordamos también con MAZZUCCHELLI en que la
“entidad uruguaya” será la Federación Uruguaya de Fútbol (FUF), que para ese día aun no ha sido formalmente constituida.”
Finalmente, en su artículo final, el número 8, se estableció:
“Se resuelve que las relaciones de la Asociación Amateurs y la entidad uruguaya se mantendrán con los firmantes de esta acta hasta la constitución definitiva de sus autoridades.”
A partir de la firma de estos acuerdos secretos en Argentina con Beccar Varela (presidente de la AAF)[4], es que Peñarol en forma pública procedió a “forzar” su expulsión de la AUF, para luego proceder a formar la FUF y a trabajar sin pausas en Uruguay, para la nueva “federación” uruguaya; e internacionalmente para una nueva (y futura) “Confederación Amateur”.
Beccar Varela
Fue por ello también, que en el año 1923 y previo a la disputa del campeonato Sudamericano de Selecciones en Montevideo, se reunió infatigablemente con Argentina y Paraguay, para que no participaran del Campeonato, intentando forzar el fracaso de la AUF y la CSF (hoy CONMEBOL).
IV
LA AUF (con ATILIO NARANCIO) PONE RUMBO A PARIS
En Montevideo, el año 1923 con las consecuencias de todo lo relacionado anteriormente, tuvo un comienzo intenso, variado y con muchas expectativas, desde el punto de vista político institucional y especialmente deportivo.
En marzo de 1923 el Comité Olímpico Francés envió a Uruguay la invitación para participar en la VIII Olimpíada, enviada por el Presidente del Comité Olímpico Internacional Barón Pierre de Coubertin. Esa comunicación llegó al Dr. Francisco Ghigliani, quien había sido designado como miembro del COI en Uruguay.
Ahora bien, para poder participar en la Olimpíada, se debía estar afiliado a FIFA, quien organizó y se hizo responsable del campeonato. Por tal motivo la AUF, a través del Canciller de Uruguay -Dr. Pedro Manini Ríos-, se dirigió al Ministro Plenipotenciario de Uruguay en Suiza para que representando a la Asociación, participara del Congreso de la FIFA a realizarse en Ginebra, solicitando la afiliación definitiva de Uruguay.
Pedro Manini Ríos
Las gestiones del Dr. Enrique Buero fueron muy positivas y FIFA se comprometió a afiliar a la AUF no bien recibiera la información complementaria que se requería, lo que comunicó con fecha 24 de mayo de 1923.
Enrique Buero
Por su parte la Asociación, el 17 de abril designó la Comisión de Selección, encargada de preparar el combinado (como se le decía en aquella época a la Selección Nacional) para los partidos tradicionales con Argentina y luego para el Campeonato Sudamericano (hoy Copa América) que debía organizar.
La Asociación convocó a jugadores jóvenes, casi desconocidos, para integrar el combinado (fueron convocados y probados más de 70 jugadores).
Por supuesto, se continuó disputando el campeonato uruguayo de 1923.
El 9 de agosto el Presidente de la AUF, Dr. José María Reyes Lerena decide renunciar al cargo.
El día 31 de agosto por unanimidad fue elegido presidente de la Asociación, el Dr. Atilio Narancio.
Atilio Narancio
En forma inmediata el Dr. Narancio se abocó a la organización de la VII Copa América la cual finalmente -y superados todos los obstáculos-, se disputó entre el 28 de octubre y el 2 de diciembre de 1923, íntegramente en el Gran Parque Central.
Dos días antes de iniciarse el certamen se reunió en Montevideo el Congreso de la Confederación Sudamericana.
En él, el Dr. Atilio Narancio que lo presidió, reveló con total naturalidad y amplitud los propósitos que guiaban a la Asociación Uruguaya. Además de la afiliación a la FIFA, informó que nuestro fútbol tenía previsto concurrir a los Juego Olímpicos de 1924, e hizo referencia a una posible gira previa por Europa.
Esto era una decisión audaz y arriesgada. Era poner al futbol uruguayo a nivel mundial.
Coherente en sus acciones, el Dr. Narancio antes del inicio del campeonato, el 25 de octubre, reunido con los jugadores, les formuló una promesa. Promesa que a pesar de todos los obstáculos que desde la FUF y sus aliados le interpusieron, pudo finalmente cumplir:
“Si salen campeones los llevo a los Juegos Olímpicos de París”.
Claro está que para que URUGUAY pudiera participar en los juegos de París, deberían aun superarse, además del campeonato sudamericano, unos cuantos obstáculos.[5]
A la luz de los hechos, hoy podemos decir que tal vez lo menos complejo (¡¡¡y vaya paradoja!!!), fue la obtención del título de Campeón de América por Uruguay.
Recordemos que el país estaba literalmente partido en dos. La AUF (con afiliación a la Confederación y a la FIFA) y la FUF y Peñarol, acaudillados por el Dr. Julio María Sosa que querían también una nueva “Confederación Sudamericana”.
En primer lugar se descalificó continuamente la disputa del campeonato sudamericano (por la escasez o nivel de los participantes) y la integración del Combinado. Que Nasazzi era demasiado joven (21 años) para ser el Capitán; que el nuevo goleador celeste (Petrone), era no sólo demasiado joven (19 años), sino que además era “tosco”, carente del “fútbol atildado” que distinguía por ejemplo a Piendibene.
Estas y otras críticas las fue superando el Dr. Narancio -ya integrado al Comité de selección-, quien con mano firme y segura fue eligiendo a cada uno de los integrantes del Combinado.
La AUF simultáneamente tuvo que hacer frente a la oposición cerril y total de todos aquellos simpatizantes de Peñarol o de la FUF. A tal punto fueron sumando críticas y apoyos, que consiguieron que el Parlamento fuera dilatando una y otra vez la votación del dinero necesario para poder concurrir a París (recordar que cada país debía costearse el pasaje y la estadía).
Veremos luego más adelante, que recién se votaría la dotación del dinero para sufragar el viaje y los gastos… una vez culminado el campeonato, con Uruguay campeón mundial.
Ante esta situación hostil imperante, el 14 de diciembre de 1923, apenas doce días después de conquistar la Copa América, hubo una trascendente reunión en la Sede de la Asociación. El Dr. Narancio la había convocado en forma urgente.
La novedad más importante fue la decisión de enviar un Delegado a Europa para concertar partidos que permitieran conformar una gira, en especial España, Italia y Francia (por la necesidad ineludible de obtener fondos y hacer jugar al equipo).
Se designó al Sr. Casto Martínez Laguarda, miembro neutral, diputado Nacional por San José e integrante de la Comisión Nacional de Educación Física. Esta tarea era algo que hasta ese momento nunca había sido encarada por un Dirigente.
Casto Martínez Laguarda
Aceptando esta misión tan delicada como importante (manejar todo lo referente a acordar partidos y organizar la gira), el 10 de enero de 1924 en el vapor Italiano ‘Re Vittorio’ partió el Sr. Martínez Laguarda.
Iba a tener una tarea durísima: conseguir partidos para una selección desconocida de un país situado en “el fin del mundo”.
Luego de semanas de incertidumbre (no era fácil la comunicación, sólo se podía realizar vía telegramas), llegó la primera noticia:
“Gestiones extraordinarias avanzadas… Próximo telegrama comunicaré fecha de salida del team. Martínez Laguarda.”
Aquí para aumentar las dificultades, el Comité Olímpico uruguayo entendía que si concurría una selección, debía ser sin exclusión de jugadores, jugaran en la AUF o en la FUF. Lo cual no era aceptado por la FIFA.
En medio de este enfrentamiento, llegó a Montevideo el telegrama que decía:
“Conviene team embarque cuanto antes, pues debe estar aquí fines de marzo stop. Es necesario desembarcar en Vigo stop. Con los partidos que tenemos en España queda salvada la faz económica stop. No conviene traigan muchos equipos aquí se pueden comprar stop. Existe casa donde nació Bruno Mauricio Zabala conviene traigan placa stop. Necesario venga referee de allí stop. Italia iremos después de las Olimpíadas. Martínez Laguarda.”[5]
A la AUF no le quedó entonces otra salida, que designar los jugadores previa obtención de los recursos para los pasajes.
Pero, ¿de dónde conseguir el dinero?
Es cuando el Presidente de Nacional, Sr. Numa Pesquera se ofreció a aportar de su peculio una importante suma. Pero aún así, se estaba lejos de la cantidad necesaria para los pasajes.
Además en pocas horas se debía afrontar el compromiso con la ‘Compañía Naviera Chargeurs Reunis’, para emprender el viaje en el transatlántico Desirade.
Numa Pesquera
Sin recursos, el Consejo facultó al Presidente Doctor Atilio Narancio para que aguzara el ingenio para conseguir los recursos del viaje y estadía.
Aquí fue cuando surgió la verdadera estatura de líder del Dr. Atilio Narancio. Es decir aquel que se decide y agota todos los medios para lograr la meta comprometida. Narancio, tomó los títulos de un inmueble de su propiedad y se dirigió a una conocida Escribanía, donde procedió a hipotecar su quinta de Maroñas.
Ahora sí, con el dinero de la hipoteca de su quinta y lo aportado en calidad de préstamo por el Presidente de Nacional, Don Numa Pesquera, se dirigió a la Compañía Naviera y compró los pasajes para la delegación (23 pasajes en 3ª clase), como claramente es referido, una vez más y en la ocasión por el Dr. HERNÁN NAVASCUÉS[7] en su reciente y esclarecedora obra.
El cumplimiento de la promesa de jugar la Olimpíada, había superado otro durísimo escollo.
Lamentablemente debemos expresar que no fue el último.
El día 16 de marzo de 1924, el DESIRADE partió del puerto de Montevideo. La delegación se compuso esencialmente por los “jugadores leales” de Narancio que habían conquistado la Copa América, sumados a un árbitro y un masajista.
Vapor Desirade
Pero, mientras la Delegación viajaba en barco por el océano Atlántico rumbo a España, el 26 de marzo la Comisión de Educación Física, dependiente del Ministerio de Educación y Cultura de la época, mediante el Comité Olímpico Uruguayo, negó la autorización al combinado celeste en viaje a las Olimpíadas, para representar al futbol uruguayo.
Motivo alegado: la AUF se negó a aceptar jugadores propuestos por ellos. El Comité había consultado al COI y le había contestado que la única condición es que fueran jugadores amateurs.
Es de destacar que en la ocasión, el Comité Olímpico Uruguayo y la FUF incurrieron -como veremos- en un error trascendental: el Comité basó su decisión en el concepto que todo jugador amateur podía competir por Uruguay.
Esta resolución terminó por causar los efectos de una verdadera explosión desde el punto de vista deportivo y también político.
Atilio Narancio explotó con toda su fuerza y todo su carácter. No podía aceptar que a pesar de todos los esfuerzos y cuando la Delegación ya estaba en viaje, le arrebataran y le quitaran legitimidad a la selección enviada.
Inmediatamente la AUF le pidió a Martínez Laguarda, que estaba en España, que se trasladara a París inmediatamente para contactarse en directo con Jules Rimet.
El 27 de marzo con la misma premura la AUF envió telegrama a Jules Rimet:
“Jules Rimet -Paris- Asociación Uruguaya desea enviar su equipo campeón sudamericano, ya en viaje, Comité Olímpico Uruguayo no quiere dar su asentimiento, contra opinión del delegado olímpico, porque Comité quiere imponer se constituya el equipo con jugadores afiliados y no afiliados. Yo le pido defienda nuestros derechos {firmado} Atilio Narancio.”
Martínez Laguarda desde Vigo (donde estaba esperando a la selección), se traslado a Paris y visitó a Jules Rimet en su domicilio acompañado de Jean Lacome (Presidente de la Federación Francesa).
Jules Rimet le dio toda la razón a la AUF.
Jules Rimet
La definición se produce el día 28 de marzo. En Montevideo se recibió el despacho desde París enviado por el Comité Olímpico Internacional y dirigido al Delegado uruguayo Dr. Ghigliani, el que decía:
Francisco Ghigliani
“Atención por favor tome nota: 1º) Solo presidente puede firmar inscripción porque Comité Olímpico Uruguayo no tiene aun ratificada su afiliación, 2º) el título de Campeón Sudamericano de los afiliados a FIFA, se conceptúa más que suficiente para ser digna una representación; 3º) Corresponde disolver el actual Comité Olímpico por constitución defectuosa, aguardando restituirle, cuando cuente con más afiliados.”
Colofón de todo este episodio: el Dr. Ghigliani procedió a disolver la integración del Comité Olímpico Uruguayo, y no demoró a anunciar expresamente la aprobación la aprobación de la concurrencia de la selección uruguaya.
Las instrucciones a Ghigliani fueron el resultado de haberse ignorado la clara disposición de FIFA que impedía que en las competencias internacionales, participaran jugadores de Asociaciones o Federaciones NO afiliadas a FIFA.
Y en Uruguay la única entidad afiliada era (y así lo siguió siendo siempre) la Asociación Uruguaya de Fútbol.
La negativa de la AUF a aceptar jugadores de la FUF tenía absoluto respaldo legal y reglamentario, y evitaba que se descalificara a Uruguay de la competencia si incorporaba jugadores a los jugadores de la AUF, afiliados a la FUF, entidad inexistente para la FIFA.
A partir de ese momento y al no poder impedir la participación de Uruguay en Francia, todos los opositores a la AUF en esta aventura (dirigentes de fútbol, políticos, medios de prensa, etc.), decidieron ignorar o desmerecer toda la actividad de la selección celeste en su gira previa y luego en la disputa del campeonato del mundo.
Finalicemos recordando que esta postura absolutamente descalificadora de la FUF y en especial de su presidente, el Sr. Julio Maria Sosa, fueron tal vez el elemento más coherente y continuo en todos estos episodios.
Julio María Sosa siempre actuó con absoluto desdén, oponiéndose con todas sus fuerzas -que no eran pocas-, a todos y cada uno de los actos realizados por el Dr. Atilio Narancio.
Ejemplo de ello, es una de las tantas declaraciones públicas del Presidente de Peñarol, al Diario de la Noche[8]
Los uruguayos en la Olimpíada: En las Olimpíadas de Paris, si no queremos desprestigiar al football nacional, debe intervenir un cuadro seleccionado entre todos jugadores uruguayos. La Asociación por sí solo no tiene elementos capaces y suficientes para honrar nuestra representación footballistica.”
Relaciones internacionales: “No hemos perdido el tiempo en lo que hace referencia con la intensificación de las relaciones internacionales. Argentina, Chile, Brasil y Uruguay, realizarán el Campeonato Sudamericano bajo los auspicios de una nueva organización ya planeada en Buenos Aires. Los conjuntos representativos de cada país serán superiores por su calidad a los que intervinieron en el certamen sudamericano de Montevideo, verdadero fracaso como exposición de juego. Y tengo la seguridad de que nuestro team será formidable si se selecciona y entrena bien, y obtendrá amplios triunfos en las pruebas del Campeonato, que se realizará en Buenos Aires en el próximo mes de Abril.”
Sobre la fusión: “Por ahora no veo probabilidad de arreglo, pues subsisten las divergencias que determinaron la constitución de la Federación. Es un mal del que no somos responsables. Siempre nos hemos mostrado favorables a un acuerdo decoroso para ambas partes. Pero se nos ha respondido con intemperancias y calumnias. Seguiremos pues así, mientras no se reaccione contra esa política de agresividades que, en cuanto a nosotros, sólo puede dar como resultado el afianzamiento de nuestro prestigio.”
Las declaraciones anteriormente transcriptas, nos permiten concluir que el “éxito” de Julio María Sosa, resultó directamente proporcional a sus denodados esfuerzos por destruir a la AUF.
Porque como todos sabemos hoy, la selección de la AUF causó una conmoción difícilmente de recrear hoy fielmente.
Uruguay expuso un fútbol atildado, vistoso y efectivo como no se había visto hasta ese momento.
SI LO ENTIENDEN PERTINENTE FOTO DEL EQUIPO CAMPEÓN FORMADO Y DANDO LA VUELTA OLIMPICA
El triunfo de Uruguay en la final ante Suiza, además de convertirlo en Campeón Mundial, en Campeón Olímpico, hizo ingresar al país a la consideración del mundo en materia deportiva.
Como colofón ‘político-deportivo’, además resultó lapidario para consolidar y legitimar la situación de la AUF, la Confederación Sudamericana y la misma FIFA.
Para ello citamos nuevamente a MAZZUCCHELLI que expresa:
“En Montevideo, fue concretamente el mismo día del regreso de los jugadores, ante la magnitud de la unidad en el festejo, que toda la estrategia divisionista termina de colapsar.”
“Es que ha sido la gente la que ha dado el veredicto: una foto con hinchas de Peñarol y Nacional, juntos y entrelazando sus banderas, destaca en la multitud que recibe a los jugadores. Los que fueron a París son los verdaderos y únicos representantes del fútbol uruguayo, y no hay nadie más con derecho a reclamar ese puesto, ni a poner en duda nada. Es la inmensa masa de peñarolenses de a pie que demuele ese día toda estrategia divisiva. Un puñado de dirigentes en mala hora, equivocados y presionados por pasiones y cuestiones momentáneas, pero con la capacidad de manejar medios de prensa y de poder importantes, había embarcado en 1922 a toda la colectividad aurinegra en un rumbo que ese día terminaba.”
V
EL FIN DEL CISMA - EL LAUDO SERRATO
A pesar de lo esplendoroso y épico del triunfo histórico de Uruguay en París, podemos afirmar que ese triunfo logrado con la gran categoría y contundencia de la mejor generación de futbolistas que generó este país, hizo pensar que se había pulverizado cualquier disidencia.
Pero la realidad mostró que deberá esperarse hasta octubre de 1925 para que mediante el “Laudo” del Presidente de la República Ing. José Serrato, se pudiera unificar nuevamente el fútbol.
El pueblo uruguayo, independientemente de banderías y colores deportivos y/o políticos, reconoció como suyos los laureles gallardamente obtenidos. Estas sensaciones alentaron las esperanzas de volver rápidamente a la “unidad”.
Pero como dijimos antes, al finalizar ese increíble año de 1924, se pudo visualizar que el deseo de “unidad” tan anhelado por el pueblo deportivo uruguayo y por la misma AUF, se había ido ‘enfriando’, se había ido aletargando y esfumando.
La situación regional nos muestra que los países de Sudamérica que enfrentaban cismas parecidos al nuestro, fueron ‘convencidos’ por la realidad que era imposible la existencia institucional fuera del sistema afirmado por FIFA. Lo que llevó a que intentaran obtener la unidad.
Pero a ellos tampoco les fue sencillo. Argentina fue el primero que trabajó para terminar con el problema. Sin embargo sus intentos naufragaron en una larga y dolorosa disputa que impidió que hasta mediados de la década de 1930 pudiera cicatrizar.
En Uruguay iniciado el año 1925, ante la evidente apatía de los clubes, dos personas allegadas al fútbol fueron quienes en forma personal intentaron encontrar una salida.
Como lo referencia RICARDO LOMBARDO[6]: José Usera Bermúdez, dirigente de Nacional y Pablo Perazzo cercano a Peñarol, solicitaron audiencia ante el Presidente de la República Ing. José Serrato. Allí le plantearon la necesidad de su intervención en procura de acuerdos para la unificación del fútbol uruguayo.
Posteriormente la AUF a través de su Presidente el Dr. Atilio Narancio, se sumó a dicha solicitud.
José Usera Bermúdez
En esas condiciones, el Pte. Serrato expresó que estaba dispuesto a intervenir, sólo si aceptaban sus condiciones, la primera de las cuales era que su dictamen tenía que ser inapelable, por lo que ambas instituciones (AUF y FUF) debían primero expedirse sobre esta imprescindible condición.
Condición que fue aceptada por la AUF el 27 de mayo, la cual se expresó en forma unánime, por inspirarle confianza la corrección e imparcialidad del árbitro.
El 16 de junio se expidió la Asamblea de la FUF, quien sólo aprobó por mayoría aceptar sin reservas el fallo del Presidente de la República.
Recibidas ambas aceptaciones, el Presidente de la República se abocó a la elaboración de su fallo arbitral, que le llevó casi cuatro meses.
En esta tarea estuvo asistido de importantes asesores, a saber: Sres. Juan Blengio Roca, Héctor R. Gómez, Francisco Ghigliani, Carlos Sturzzeneger, Félix Polleri, Héctor A. Gerona, Juan Gorlero, M. Martínez Pueta, Alfredo Le Bas y Álvaro Saralegui.
Los diarios de la época, publicaban diariamente los trascendidos que ellos decían conocer.
Finalmente, en la tarde del día 9 de octubre, el Ing. José Serrato entregó a César Batlle Pacheco (AUF) y a Raúl Jude (FUF) su pronunciamiento.
Se debía realizar la fusión de ambas entidades para evitar en el futuro que peligrara la unión.
Pero con la natural e importantísima precisión, que a los efectos de las relaciones internacionales y afirmación de la tradición, el Laudo decidió que se conservara el nombre de Asociación Uruguaya de Fútbol.
Por su parte dispuso también que en todo lo que no se opusiera al Laudo, regiría el estatuto de la Asociación Uruguaya de Fútbol, que era la única reconocida oficialmente por la Confederación Sudamericana y por la FIFA. Quedó de esa manera marcada indefectiblemente la desaparición de la FUF, lo que obviamente también provocó la desaparición de la mayor parte de los clubes que la integraban.
En esta sencilla frase, el ‘laudo’ se expidió decidiendo que la AUF no se desintegraría, manteniéndose en su totalidad, tal como lo ha hecho hasta nuestros días.
Se estableció que ambas entidades se unificarían en una sola, que “además de los motivos de conveniencia, desde el punto de vista de las relaciones internaciones, otros de justicia y el propósito de que se afirme toda una tradición”, el nombre que se confirma es el de ASOCIACIÓN URUGUAYA DE FÚTBOL.
La AUF y la FUF, aceptaron el Laudo y se abocaron a cumplirlo. Pero cuando en 1926 se decidió que la Selección uruguaya viaje a participar de la disputa del IX campeonato sudamericano de fútbol en Santiago de Chile, Peñarol, a pesar de haberse solucionado el problema del Cisma, negó una vez más sus jugadores.
Motivo: Argentina competirá con un equipo de la Asociación Argentina, y no la Asociación Amateurs. Es decir que Peñarol continuó cumpliendo aquél pacto secreto que había firmado en el año 1922 con Horacio Beccar Varela, manteniendo cortadas las relaciones con la entidad Asociacionista de la Argentina.
Situación ésta que continuará por muchos años. Podríamos decir, casi hasta nuestros días.
En tal sentido expresa ATILIO GARRIDO:[9]
“Porque aún existe, lamentablemente, entre muchos fanáticos del club de las once estrellas la actitud negadora del título que hace 100 años logró la selección celeste, consagrándose campeón mundial de 1924 en la VIII Olimpíada. ¡Qué pena!”
En definitiva, a partir del 9 de octubre de 1925 cesaron las autoridades de ambos organismos, quedando a cargo de un Consejo Provisorio la dirección de todos sus intereses. Es decir que en ese intervalo, la representación del fútbol uruguayo quedó en manos de ese Consejo Provisorio, Consejo que cesará en su cargo una vez que se reorganizara el fútbol uruguayo.
Ese Consejo Provisorio tuvo como función principal la organización de toda la futura actividad del fútbol uruguayo.
El club Nacional era el líder del Campeonato Uruguayo en ese momento.
La AUF declaró oficialmente a Nacional como “Primero e Invicto”, pero no como Campeón Uruguayo de 1925, por lo que la institución tricolor, con toda honestidad, no cuenta ese campeonato entre sus títulos conquistados.
Por su parte la FUF había desarrollado dos certámenes. Lógicamente ninguno de ellos fue reconocido por la AUF, la Confederación Sudamericana ni la FIFA.
El primero en 1923, lo ganó el Club Atlético Wanderers, rama escindida del Montevideo Wanderers Football Club, institución que se mantuvo oficialmente en la AUF.
Mientras que el torneo de 1924 lo ganó Peñarol, contando entre los equipos participantes con clubes como Peñarol del Plata, Roberto Chery, Firestone, Roland Moore, Bridgestone, San Carlos Taurino y Uruguay Forever, entre otros.
En 1926 no se disputó el Campeonato Uruguayo. De donde no hubo -porque ello no era posible- un “Campeonato Uruguayo de 1926”.
En el artículo 8 el Laudo establece en forma expresa:
“El año deportivo de 1926 se destinará a la selección necesaria para clasificar a los clubs que integrarán la primera división y la división Intermedia de la nueva institución.”
Al analizar los Artículos 6 y 10 del Laudo, queda claro que el fallo distingue entre lo que considera “Campeonato Uruguayo” y “Campeonato Especial”. No bautizó de esa forma a éste último por pura casualidad.
En el Artículo 10º dice que el “Especial” se disputará bajo la “égida y contralor del Consejo Provisorio”. En el Artículo 6º dice: “A este fin, en el Campeonato Uruguayo que se realizará inmediatamente después de constituirse la nueva Asociación,…” Obviamente sólo se puede referir a 1927, luego de cesar el Consejo Provisorio y comandar todo el futbol nuevamente la AUF.
Por lo cual tampoco en esto resultó reconocida la FUF.
Otra conclusión terminante en tal sentido, surge de la numeración de los campeonatos uruguayos que ha seguido otorgando la AUF a los mismos. El número de competencias oficiales se limita (lógicamente) a las organizadas por la propia AUF. Quedan como consecuencia ‘afuera’ e ‘invalidados’ los torneos de 1923 y 1924 de la Federación. Y obviamente también los Campeonatos del Consejo Provisorio, donde nunca estuvo en juego la Copa Uruguaya, porque eso sólo lo puede hacer la Asociación Uruguaya de Fútbol.
Así en 1926 se disputó únicamente el Campeonato del Consejo Provisorio. Torneo que se desarrolló en dos series, teniendo como única finalidad definir cuáles serían las instituciones que competirían en la Primera División del Campeonato Uruguayo de 1927 y cuáles formarían parte de la segunda divisional, denominada en aquel momento como ‘Intermedia’.
La serie A del “Campeonato Provisorio” tuvo como ganador a Peñarol y la serie B se la adjudicó el club Bella Vista.
Reiteramos, para que no queden dudas de especie alguna que no podrá alegarse algo diferente, por la sencilla razón que en el año 1926 la AUF no estaba funcionando, en función del lo expresamente dispuesto por el Laudo. Lo que se puso en juego por el “Consejo Provisorio de Football Nacional”, fue la Copa “Héctor R. Gómez”.
La disputa del Campeonato Uruguayo de Fútbol organizado oficialmente por la AUF se retomó en el año 1927, contando con la participación de 20 clubes, donde Rampla Juniors fue el Campeón Uruguayo de ese año.
Si todavía alguien continuara con pretensiones de articular alguna otra pretensión, la propia Asociación Uruguaya de Fútbol en forma clara e inequívocamente dictamina que el Campeonato Uruguayo de 1927 fue el 25° certamen oficial de primera división del fútbol uruguayo, debiendo tomarse en cuenta que el del año 1925 fue declarado trunco y, por lo tanto, tampoco se computa para el historial del máximo certamen oficial de la AUF.
El Consejo Provisorio creado por el Laudo Serrato, pocos días después de asumir la conducción del fútbol uruguayo -el 4 de noviembre de 1925-, comunicó a la Oficina Permanente de la CSF, que “no participará en el Campeonato Sudamericano de este año, por no estar actualmente el football organizado en el país”. Héctor R. Gómez, presidente del nuevo y transitorio organismo que regía el fútbol uruguayo, fue quien debió adoptar la decisión que por primera vez en la historia Uruguay no asistiría a disputar el Campeonato Sudamericano.
El “Consejo Provisorio” cesaría en sus funciones una vez cumplida la reorganización y se regiría para su cometido por lo establecido en el Laudo Serrato y, en todo lo que no se opusiera al mismo, por el estatuto de la Asociación Uruguaya de Fútbol, que era la única reconocida oficialmente por la Confederación Sudamericana y por la FIFA.
De esta forma fue decretada la desaparición de la FUF, lo cual provocaría la desaparición de la mayor parte de los clubes que la integraban.
Han pasado las décadas y con mirada en perspectiva histórica, más allá de las pasiones que siempre despertó y despierta el fútbol en nuestro país, podemos concluir que independientemente de las múltiples razones y argumentos, la solución del cisma fue muy inteligente. Cada parte debió resignar algún aspecto (a vía de ejemplo: Nacional no fue declarado campeón del año 1925, o tuvo que aceptar que la AUF no participara por primera vez en el Sudamericano de 1926). Pero en definitiva se unificó el fútbol uruguayo y ello no sólo significó la desaparición automática de la FUF, sino que la AUF continuó en su esencia y en su forma, íntegra y firme con los estatutos que tenía vigente antes del Laudo.
Además y también más allá de cualquier opinión al respecto, a la luz de los documentos y con los resultados a la vista, no cabe duda que el escaso tiempo que el Dr. Atilio Narancio, sus compañeros de Nacional y los integrantes de la AUF actuaron, lo hicieron con gran eficacia, donde el resultado fue un rotundo éxito.
En lo deportivo se obtuvo el primer mundial de fútbol organizado por la FIFA dentro de las Olimpíadas. Asimismo se dio cabida a toda una generación de jóvenes futbolistas que constituyeron la GENERACIÓN DORADA de Uruguay en toda su historia, alcanzando hasta mediados de la década del 30, un destaque que nunca pudo ser igualado.
Por su parte ingresando al aspecto económico, social y de relacionamiento internacional de Uruguay, se pudo comprobar la bondad y consolidación del modelo democrático y republicano que desde principios del siglo XX Uruguay fue instaurando.
En tal sentido, en el año 2018 la Asociación Uruguaya de Fútbol le solicitó a la Universidad de la República[10], a través de dos de sus servicios -la Facultad de Ciencias Sociales y la Facultad de Psicología-, que investigara el significado del fútbol en la sociedad uruguaya.
El informe final contiene aspectos más que importantes para ponderar en el presente, la importancia que la sociedad uruguaya le otorga al fútbol.
En él se expresa:
“Atilio Narancio dijo, hace casi un siglo atrás, en 1928, que el Uruguay había adquirido visibilidad mundial por su éxitos futbolísticos olímpicos. El fútbol encendió una luz que se irradió con fuerza desde este rincón del mundo.”
“Cuando Atilio Narancio expresó hace noventa años que Uruguay ya no era más aquel punto insignificante, porque los triunfos de París y Amsterdam lo colocaban en todos los diarios del mundo, estaba diciendo que ‘la camiseta celeste era la prueba de la existencia de la nación, el Uruguay no era un error, el fútbol había arrancado a este minúsculo país de las sombras del anonimato universal’ (Galeano[4], 1995: 50). Este fue el verdadero y el más prolongado significado del fútbol para la sociedad uruguaya desde 1928. Y no es otro distinto en 2018, ya que ahora es el mismo sentido de trascendencia internacional el que se le da al fútbol por parte de los uruguayos. Somos, existimos, nos conocen, nos admiran, nos critican, nos temen, nos respetan, nos interrogan en el resto del mundo, en primer lugar, por el fútbol que jugamos…”
Cada uno de los socios e hinchas tricolores, como así también todos aquellos que gustan del más apasionante de los deportes, podrán sentirse orgullosos de aquellos dirigentes que hace un siglo, supieron estar a la altura de las circunstancias y los desafíos.
Primero lucharon para mantener a la Asociación Uruguaya de Fútbol. Luego obtuvieron el reconocimiento mundial y finalmente construyeron los cimientos de un fútbol que durante todo el siglo XX fue admirado y reconocido.
Por ello podemos decir: Atilio Narancio, fundador a tus escasos 16 años del Club Nacional de Football, gracias por haberte animado, por no temblarte el pulso y por saber guiar a esa esplendorosa generación de futbolistas, que durante los tres campeonatos mundiales que disputaron, siempre supieron salir airosos e invictos.
También, que otros dirigentes como Atilio Narancio (quien renunció a la Presidencia de la AUF, para no obstaculizar la unificación), supieron encontrar la salida del Cisma, escisión que como vimos en realidad azuzó la aparición de aquellos legendarios jugadores, para luego en 1925, dejar de lado discusiones o cobro de cuentas pendientes y encauzar a todo el futbol uruguayo por la senda de la gloria.
Salud Dr. ATILIO NARANCIO
Salud Asociación Uruguaya de Fútbol
Salud a los inmensos gladiadores que izaron la bandera uruguaya en la primera gran torre mundial del fútbol en 1924.
Salud a los que supieron eliminar el cisma del fútbol uruguayo en 1925.
Referencias
- El CURCC fue fundado por dirigentes de la más importante empresa extranjera en Uruguay en esa época,.la “Central Uruguay Railway Co.” (traducida al español: Compañía Ferrocarril Central del Uruguay), el día 28 de setiembre de 1891 en Villa Peñarol. Y se disolvió voluntariamente el 22 de enero de 1915. Su sección de fútbol fue uno de los propulsores en los inicios del fútbol uruguayo. Existen registros oficiales, que el CURCC continuó disputando encuentros de fútbol hasta su disolución en la precitada fecha de 1915.
- Mazzucchelli, Aldo (2019). Del Ferrocarril al Tango: El estilo del fútbol uruguayo. (Citas y análisis sobre el cisma y estilo del fútbol uruguayo).
- La Asociación Amateurs de Football fue una liga disidente, no reconocida entonces por la FIFA, escindida de la Asociación Argentina de Football, que organizó campeonatos paralelos entre 1919 y 1926.
- Uruguay obtuvo el VII campeonato sudamericano, por cuarta vez y en forma invicta al vencer a Paraguay, Brasil y Argentina.
- Lombardo, Ricardo (2012). Donde se cuentan proezas – Fútbol uruguayo (1920–1930), 2ª edición. (Hechos y contexto de 1920–1930).
- Navascués, Hernán (2025). Atilio Narancio – El Padre de la Victoria. (Biografía y decisiones rumbo a París 1924).
- “Julio María Sosa, entrevista”, El Diario de la Noche, 15 de enero de 1924. (Declaraciones públicas sobre el cisma).
- Garrido, Atilio. Colombes la historia secreta.
- Universidad de la República (2018). Estudio de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Facultad de Psicología sobre el significado del fútbol en la sociedad uruguaya.