¡Salimo`!
El 8 de febrero de 1925, el pueblo kurdo, liderado por el religioso Sheikh Said, se rebeló contra el gobierno de Turquía. Esta insurrección es conocida como la Rebelión de Sheikh Said
Ese mismo día, se estrenó en el Astor Theatre de Nueva York la película de aventuras fantásticas The Lost World. Este filme es notable por ser el primero en incluir efectos especiales, utilizando la técnica de stop motion para crear la ilusión de dinosaurios y otras criaturas extintas en acción.
También el 8 de febrero se llevaron a cabo elecciones parlamentarias en el Reino de Serbios, Croatas y Eslovenos. El Partido Radical Popular, liderado por el Primer Ministro Nikola Pašić, ganó 15 escaños adicionales, consolidándose como la facción más grande en la Asamblea Nacional unicameral, con 123 de los 315 escaños.
Mientras tanto, en Montevideo, un grupo de uruguayos partía rumbo a Europa, con el íntimo compromiso de escribir una nueva proeza del fútbol uruguayo en el Viejo Continente. Meses atrás había sido el Mundial del ´24, disputado en el marco de los Juegos Olímpicos en Colombes. Ahora comenzaba a gestarse una nueva epopeya, que se conoció como “La Gira de 1925”.
Desde la caída de la tarde, a pesar de un calor agobiante, una multitud se fue concentrando en los alrededores de la sede, desde donde partirían acompañando a los futbolistas hasta el puerto. Gritos de aliento, miles de “hurras”, abrazos y lágrimas recorrían cada rincón de la sede y las calles adyacentes, pobladas de hinchas tricolores. Para completar el séquito, a pocas cuadras de la sede se incorporó un grupo de hinchas con sus tambores.
En la dársena, una multitud esperaba la llegada de los ídolos, la locura se desataba a medida que los jugadores iban subiendo a bordo. Zibechi se despidió de los aficionados con un saludo “hasta el próximo Carnaval, porque este no lo veremos”. Después de esta despedida, “el Pelado” retribuyó los saludos un centenar de veces vivando a la Asociación y a Nacional. Finalmente, sobre la medianoche, el vapor “Re Vittorio” logró retirar la planchada e iniciar su largo viaje. Desde la cubierta del barco, los hinchas agolpados en el muelle se maravillaron al ver la acción de los jugadores que, retribuyendo las inmensas muestras de cariño, arrojaban al cielo fósforos encendidos que dejaban estelas de luz, a modo de agradecimiento. “Nacional había partido a dar a conocer en otro continente su nombre y su fortaleza y a consolidar los prestigios de nuestro deporte” (El Diario, domingo 8 de febrero de 1925)
La delegación estuvo comprendida por 24 futbolistas, 3 dirigentes, un técnico, que también hizo las veces de equipper y masajista, 2 corresponsales de prensa, un fotógrafo y 5 acompañantes, uno de los cuales habría de protagonizar una curiosa situación en el transcurso de la gira: Román Macciá.
Parte de la delegación que integró la gira de 1925
Europa estaba ansiosa de volver a ver a los campeones del mundo en acción. Algunos hablaron de cierta sed de revancha en algunos países. De hecho, una prestigiosa revista española de la época – “Mundo Gráfico” –, publicó algunos comentarios pocos felices sobre nuestros jugadores, recogiendo supuestas críticas de los nuestros hacia su selección al retorno de los Juegos Olímpicos.
Nacional levantó la posta olímpica y despertó emoción, causó asombro y admiración entre el público europeo. Pisó fuerte y dejó en claro que el mejor fútbol del mundo estaba en un pequeño país, donde el Río de la Plata se tiraba en palomita sobre el Océano Atlántico.
En alta mar
El cruce del Atlántico demandó casi veinte días, no exentos de algún contratiempo, como fue la lamentable decisión de hacer regresar a Manuel Varela, debido a una enfermedad. En principio se había acordado que su hermano, o de lo contrario Severino Castillo, canchero del Gran Parque Central, serían los encargados de viajar a Santos para acompañarlo en su retorno, pero finalmente fue la delegación del equipo brasileño Palestra Italia quienes se ofrecieron a llevarlo consigo en su viaje al Río de la Plata. Unos días antes, Varela había experimentado una notable mejoría, por lo que sus compañeros consideraron que estaba listo para seguir en el viaje, pero el médico de la delegación hizo notar del peligro que podía incidir en su salud la elevada temperatura que tendrían que soportar en la línea ecuatoriana. Así las cosas, el día 11 partió desde Río de Janeiro el defensa tricolor, quien un mes después fue ingresado en el Hospital Vilardebó.
Cabe consignar que Varela disputó dos encuentros amistosos por Nacional tras su regreso, el 22 de marzo ante Racing y el 5 de abril ante Capurro, que sería su último partido. En una entrevista brindada a Radio Imparcial, el día 5 de marzo, Varela negó el haber estado enfermo y argumentó que su regreso fue debido a “un cambio de palabras con los jefes de la delegación”. Lo cierto es que el episodio culminó con la internación del futbolista como se indicó líneas arriba.
Se planteaba así el primer contratiempo de una serie de deserciones que habría de sufrir la delegación por causas varias: lesiones y fatiga las más frecuentes. El desafío ahora era encontrar pronto un sustituto a la altura. La mejor opción era José Nasazzi, viejo conocido de “los olímpicos” que integraban la delegación por ser el capitán de la gesta de Colombes. Credenciales le sobraban, pero compromisos también, ya que era uno de los campeones del mundo que la selección uruguaya se había comprometido a integrar en su equipo en la gira por Estados Unidos y Canadá, próxima a iniciarse. Afortunadamente para Nacional, la gira fue cancelada en las condiciones previstas y finalmente “el Mariscal” se embarcó a Europa como refuerzo de un plantel que ya se delineaba como el mejor exponente del continente sudamericano, donde se afincaba la mejor expresión futbolística del momento.
Como había acontecido en la travesía hacia Colombes del año anterior, Andrés Mazali fue el responsable del entrenamiento en cubierta, Foglino de los chistes, Fiorentino de los discursos interminables y Castro de las “diabluras”, según consignara el corresponsal de “El Bien Público”. No faltó la música, ni las bromas de los “olímpicos” hacia sus compañeros, que comenzaban a sufrir los mareos propios de los inexpertos, en contraposición de los campeones, ya duchos en esos menesteres. La delegación marchaba alegre, en sintonía y confiada. Nacional al mundo.
Primero a Génova
Si bien el primer puerto europeo en que atracó el Re Vittorio fue Barcelona – donde descendió solo Roberto Fiorentino, quien al ser ciudadano italiano y no haber realizado el servicio militar corría riesgo de ser detenido por desertor al llegar a Génova – el descenso oficial de la embajada futbolística se produjo en Génova, el jueves 26 de febrero. En esta ciudad italiana, Nacional era esperado con mucho entusiasmo por el público, la prensa y los dirigentes del Genoa, que no olvidaban el cordial trato que habían recibido sus pares y los jugadores del Genoa en su reciente visita a Montevideo. El trato que recibieron los jugadores causó una gran impresión en todo el entorno. El día 27 tuvo lugar en la sede del Genoa un baile en agasajo a los nuestros, con la concurrencia de autoridades del gobierno local. Al día siguiente, en los salones del teatro Carlo Felice, se realizó un baile de fantasía en honor de los uruguayos, organizado por la prensa deportiva. Nacional era reconocido y tratado como el fútbol campeón del mundo, y a juzgar por los integrantes de su plantel, no era para nada descabellado considerarlo así, nueve de los nuestros habían sido campeones del mundo menos de un año atrás: Andrés Mazali, Héctor Castro, Pedro Petrone, Santos Urdinarán, Héctor Scarone, José Leandro Andrade, Pedro Arispe, Alfredo Zibechi y Ángel Romano. A estos se le sumarían posteriormente José Nasazzi, José Pedro Cea y Alfredo Ghierra entre los mundialistas del 24.
Les jours de gloire
Tras un breve pasaje por Milán, la delegación tricolor arribó a París el de 2 de marzo pasada la medianoche. Al día siguiente partieron a Melun en un auto-camión. En esta comuna, situada a unos 40 kms. de la capital francesa y a poco más de 80 de Colombes, escenario de su primera presentación en tierra gala, Nacional prepararía su debut. Antes de emprender el viaje fueron recibidos por el secretario general de F.I.F.A., Jules Rimet, quien les dio la bienvenida en nombre del ente rector del fútbol. El respeto y admiración por los nuestros abarcaba todos los espectros del deporte, como queda de manifiesto en el comentario vertido en “L´Intransigeant” por Gabriel Hanot, ex futbolista francés y considerado en aquel entonces como “el mejor forward que haya producido Francia”. Decía Hanot, a propósito de la llegada de los tres clubes sudamericanos (recordemos que Paulistano – actual Sao Paulo – y Boca Juniors también se encontraban de gira por Europa): “Los recibimos con los brazos abiertos, no solo por la admiración que nos provoca su magnífico juego, sino porque durante las últimas dos temporadas, nuestro propio football ha permanecido paralizado. Necesitamos de la ayuda de afuera para mejorar y los sudamericanos llegan como nuestros profesores; esperamos que darán buenas lecciones a nuestros footballers, lo cual podrá dar frutos ahora, haciendo que nuestro team derrote al italiano en Turín, el 22 de marzo”.
A poco de llegar al hotel, ubicado a 30 kilómetros de París, los jugadores manifestaron su descontento por las condiciones del lugar, extremadamente vetusto y frío. Si bien la explicación podría venir por la inquietud de los delegados de mantener a los futbolistas lejos del ambiente parisino, bien conocido por buena parte de ellos, los jugadores plantearon que ya habían pasado la mayoría de edad y tenían la necesaria experiencia y honestidad para saber conducirse según conviniera a los intereses de la institución.
A rodar
El sábado 7 de marzo, día previo al debut en Colombes, los jugadores fueron agasajados por la Federación Francesa, en su local de la Rue de Londres. La recepción fue a la tarde y los mismos futbolistas rechazaron la oferta de un compromiso nocturno, porque querían están en su mejor forma para el partido.
En la mañana del encuentro se dirigieron al Arco del Triunfo, donde depositaron una ofrenda floral en la tumba del soldado desconocido. El protocolo había finalizado y la cabeza estaba puesta en el partido que los enfrentaría con el Seleccionado de París, en un estadio que había alcanzado el récord de entradas vendidas para un amistoso, a pesar incluso de lo inestable del tiempo el día de la preventa. Cuarenta mil personas presenciaron el ansiado debut de Nacional en tierras europeas. Petrone, Castro y Scarone sellaron el triunfo albo por 3 a 1.
Escena del partido en Colombes ante la Selección de París
La prensa parisina destacó la velocidad y buen juego de los uruguayos, mientras que el público recibió con inmensa alegría a los jugadores, vitoreando los nombres de los viejos conocidos, campeones del mundo el año anterior. Los cronistas deportivos de Francia se mostraron muy agradecidos con Nacional por haber elegido a París como lugar de inicio de la gira. La admiración de la que fueron objeto nuestros jugadores fue indescriptible. Antes del segundo partido en tierras francesas, recibieron la visita de Mme. Pain, entrañable anfitriona de los olímpicos en su castillo de Argentuil, hecho que emocionó hasta las lágrimas a los futbolistas.
Deux, trois, quatre...
Para la segunda presentación en Francia, ante la Selección de Normandía, Nacional no pudo contar con la presencia de Andrade, engripado, ni el concurso de Scarone y Urdinarán, lesionados en el partido anterior.
Conscientes del poderío del próximo rival, se impusieron estrictas reglas de entrenamiento, llegando incluso al acuartelamiento luego de caída la tarde, con el objeto de mantenerlos alejados de la baja temperatura del clima y la alta temperatura de la tentadora vida nocturna parisina. Luis Ángel Firpo, el famoso boxeador argentino, que se encontraba entrenando en Riviera, se acercó al hotel donde se hospedaban los jugadores para ofrecerse como guía, pero los responsables de la delegación, si bien lo consideraron bienvenido como visitante, agradecieron, pero declinaron la oferta del “Toro de las Pampas”, con el propósito de evitar que alguna de estas salidas se prolongara demasiado, afectando la salud de los futbolistas.
El alto costo de la vida en París, llevó a los jugadores a solicitar un aumento de su viático, petición que fue denegada por Pesquera, quien se comprometió a satisfacer el pedido una vez terminada la gira. Juntamente con esto, trascendió una supuesta pelea entre Petrone y Romano y otra que protagonizaron Zibechi y Scarone. Ambos hechos fueron desmentidos por Numa Pesquera en un telegrama enviado como respuesta a una consulta desde la Secretaría del Club, enterada de estos trascendidos. La respuesta del presidente de la delegación fue tajante: “Reina completa armonía. Desmienta terminantemente versiones antojadizas. Stop. Asuntos particulares obligaron Vanzino a embarcar “Giulio Cesare” – Descuente éxitos todo sentido- Pesquera.
El 15 de marzo, en Rouen, “Perucho” Petrone demostró toda su clase goleadora, siendo implacable ante Normandía al anotar los 5 goles con los que Nacional venció a su ocasional oponente. La prensa se deshacía en elogios hacia el decano uruguayo.
Escena del prtido en Rouen ante la Selección de Normandía
Dos días después la delegación sufre una nueva baja, la de José Vanzino, “Cachemba”. Al llegar a Montevideo, el día 31 de marzo, Vanzino es entrevistado a bordo mismo del barco, por un periodista del diario “El Diario”. Ante la pregunta del motivo de su retorno, “Cachemba” declaró que, en un entrenamiento a bordo, en el viaje de ida, en un ejercicio de salto a la cuerda se resbaló y cayó sobre el tobillo, sintiendo un fuerte dolor, pero creyó que sería momentáneo, motivo por el cual no le dio importancia. Al intentar re enganchar con el entrenamiento, el dolor se hizo más fuerte, por lo que le dio tiempo para que sanara. En el primer entrenamiento en Génova, un choque con Barlocco le hizo recrudecer el dolor. Fue ahí que tomó la decisión de solicitar a los delegados el pasaje de regreso. Consciente de que su recuperación iba a ser lenta, prefirió dejar en libertad al club de buscar una solución con otro futbolista. Desde siempre, a Nacional lo hace grande su gente.
El tercer partido de la expedición fue un sacudón para el equipo. Antes del inicio del mismo, el capitán de la Selección de Normandía, Cottenet, arengó a sus compañeros con la premisa de que “No ganarán. 30.000 personas vinieron a presenciar nuestra derrota. Vamos a demostrarles que no estamos dispuestos a ser vencidos, tenemos que detenerlos”.
La estrategia de los normandos, de jugar dos tiempos de 30 minutos en lugar de un partido de 90, dio resultado. Los tricolores no pudieron desplegar su mejor juego, manejando los tiempos como hacían habitualmente y cayeron, además, en un evidente exceso de confianza. Terminado el partido en empate a cero, Pesquera se dirigió a sus muchachos, diciendo que “esto les servirá de lección. Nunca deben ser demasiado confiados; jamás deben quitar valor al adversario”. La respuesta del capitán Foglino no se hizo esperar: “Que dios ayude al Norte de Francia en Roubaix el domingo próximo. Nos vamos a desquitar con ellos”. ¡Y vaya que lo hicieron! El 22 de marzo, en el Estadio del Racing Club, ante 15.000 personas, Petrone en cinco ocasiones, Suffiotti y Castro sentenciaron el 7 a 0.
El miércoles 25 de marzo, los uruguayos dejaron París en dirección a Burdeos. Un gran número de aficionados, fotógrafos y cineastas se acercaron a la estación para despedir a los jugadores.
Llegados a Burdeos, la recepción fue la misma a la que venían acostumbrados: homenaje en una función de gala, en esta ocasión una representación de la aclamada obra de teatro “Manon”, que no presenciaron a pesar de haber concurrido al teatro. Evitaban a toda costa el permanecer despiertos en horas de la noche.
El partido ante Burdeos tuvo el regreso de Héctor Scarone, nuevamente la contundencia de Petrone, que marcó 3 de los 4 goles – el restante fue de Suffiotti - y otra vez un reconocimiento: luego del partido, un banquete presidido por el Alcalde de Burdeos. Nacional, el mundo a tus pies.
Ingreso a la cancha en París
¿Dónde están?
Nacional retornó a Génova sobre el mediodía del 1 de abril, pero curiosamente no hubo nadie para recibir a la delegación. La explicación se encontraba en una vieja tradición italiana – también practicada en Alemania, Bélgica, Australia y Canadá entre otros países – conocida como “Pescado de abril”. Es una celebración asimilable a nuestro “Día de los inocentes”, reservada para realizar bromas inofensivas. Debido a la coincidencia de esta fecha con el arribo de los tricolores, la prensa y público en general optaron por no asistir a la estación, para evitar caer en una burla.
De todos modos, la expectativa generada por la presencia del campeón uruguayo era enorme. El Génova era el gran equipo italiano y, albergaban una cierta esperanza de hacerle fuerza a los nuestros, cuando menos forzar un empate. Tal expectativa se diluyó al minuto de juego, cuando Petrone - ¡cuando no Perucho! – anotó el primero de los tres goles con los que se cerraría el marcador.
Formación de Nacional ante el Génova
Existe un curioso texto sobre este partido, rescatado en un libro titulado “Como yo lo vi. Añoranzas futbolísticas”, de autor anónimo y que Eduardo Giovannini reproduce en su excelente libro “La Gira de 1925”. No es la intención repetir el escrito, pero sí un pasaje. Luego de que el protagonista, que es el autor del relato, un estudiante uruguayo radicado en Italia al momento del juego, sostuviera un intercambio de opiniones con unos italianos asistentes al partido, quienes dudaban de que los tricolores lograran doblegar fácilmente a los genoveses, sobrevinieron casi de forma inmediata los primeros tantos de Nacional.
Cuenta el autor, de iniciales J.M.S. “Me di vuelta y con qué mirada les dije a esos señores italianos… “¿Y…?” me respondió uno con cara de espanto:
“Ma questo non é football…” “¡No – le respondí – no es fútbol, son goles no más…!”.
Contrariamente a lo que fue el recibimiento – por el motivo anotado anteriormente – la despedida a la delegación uruguaya fue multitudinaria, como había sido de costumbre en las anteriores partidas de los tricolores. Mucho público y diversos representantes de instituciones deportivas asistieron entusiasmados a felicitar y agradecer a los uruguayos.
Sucedió en España…
El viaje a Barcelona fue largo y cansador para los jugadores, con una carga de decepción para los dirigentes y cierto temor, fundado, para uno de los cronistas que acompañaban a la delegación.
Los dirigentes tricolores intentaron postergar, o incluso suspender alguno de los compromisos contraídos con clubes españoles, al caer en la cuenta de la consecutividad de estos partidos, que iban a incidir en el físico de los futbolistas. El empresario que firmó los contratos, Sebastián San Martín, lo hizo desde la ignorancia en el tema y a pesar de los esfuerzos de los dirigentes, la Federación Española obligó a Nacional a cumplir todos los contratos, so pena de cancelar todas sus presentaciones en España.
El cronista del diario El Día, Ramón Álvarez, aprovechó la estancia en París para entrevistarse con Miguel de Unamuno, escritor y filósofo español, quien, tras su destierro por el dictador Primo de Rivera, se auto exilió en París. Tras haber sido denunciado por los espías de la Embajada de España en la capital francesa, Álvarez fue detenido y encarcelado al cruzar la frontera ítalo-española bajo los delitos de lesa majestad y lesa patria. Fue liberado 15 días después gracias a las gestiones de las autoridades uruguayas.
La llegada a Barcelona, cumplió con lo que venía siendo costumbre en cada llegada de Nacional a las diferentes ciudades europeas. La recepción, el entusiasmo y la expectativa fueron grandiosas. El cónsul uruguayo, Carlos Calametti; el secretario general del consulado, Sr. Bernott; el presidente de la Federación Catalana, Sr. Cabot, así como los de todos los clubes catalanes y una enorme muchedumbre se acercaron para saludar a la embajada futbolística.
Un periodista de “El Diluvio” de la ciudad de Barcelona, relataba de esta manera la llegada de la delegación tricolor:
“Ya han llegado, ya los tenemos aquí. En el expreso de Francia arribaron ayer los jugadores que conforman el equipo de Nacional del Uruguay, campeones olímpicos hasta ahora - ¿podremos escribirlo también el martes- Invencidos en Europa” (…) A la una menos cinco llegó el tren. Los jugadores venían asomados a la ventanilla.
Sonreían. La gente les saludable con una formidable ovación (…). Algunos de los jugadores uruguayos llevaban en la solapa lazos con los colores de las banderas española y uruguaya entrelazados. Todos expresaban en los semblantes sincera satisfacción por el cariñoso recibimiento que se les dispensaba (…)”
Para el primer partido en tierras ibéricas, Nacional alineó una escuadra integrada mayormente por suplentes, veteranos de batallas anteriores, e incluso Mazali tomó un lugar en la delantera, dejando la portería para Clavijo. El resultado fue ajustado a favor del local, el Europa F.C., que se impuso 1 a 0.
Una de las grandes figuras y la gran arma de aquel Nacional arrollador era Pedro Petrone, por lo que su pérdida fue, tal vez, el golpe más duro que tuvo que soportar Nacional durante la excursión europea.
Tras el impacto de la derrota ante el Europa, continuó la mala suerte tricolor en la Ciudad Condal. Transcurrían apenas siete minutos del encuentro ante Barcelona cuando Petrone sufrió la rotura de un menisco de la pierna izquierda. La jugada fue muy rápida. Zibechi le mete un pase profundo al artillero, que corre para pasar a la pelota y esperarla y tomarla de costado. Al detenerse bruscamente, los tapones de su calzado quedan clavados a la tierra al tiempo que Petrone gira sobre su pierna izquierda. De inmediato sintió un fuerte dolor en la rodilla y lo supo: rotura de menisco. Nacional perdía un promedio de 3 goles por partido.
El resto del periplo en la península ibérica no fue nada halagador. Una derrota ante la selección de Catalunya seguidos de dos empates, en la revancha frente al Europa F.C. y en Valencia. El cansancio, la nostalgia y la inevitable preocupación por el estado sanitario de “Perucho” hicieron mella en el plantel, pero no lo socavaron. La exigencia de jugar cuatro partidos en una semana ante rivales de fuste, con la presión extra de sostener el prestigio y la fama de los campeones uruguayos mermaron el poderío los nuestros.
Para completar, para los tres partidos siguientes no pudimos contar tampoco con Scarone, transformando a Héctor Castro en el único “shoteador” potente del equipo.
El panorama deportivo era tan desalentador que fue necesario rechazar el interés del Athletic de enfrentar a Nacional el día 26 de abril, argumentando que Petrone, Scarone, Romano, Arispe, Foglino, Mazali, Fiorentino y Suffiotti estaban lesionados, Andrade enfermo y Zibechi y Urdinarán daban fuertes muestras de agotamiento.
Resurgir en la isla
Tras el partido ante el Valencia, la delegación partió de regreso a Barcelona y desde ahí se embarcaron a Palma de Mallorca. En las islas disputaron cuatro encuentros, que de alguna manera sirvieron para reponer energías y recuperar a los lesionados tras un breve descanso. El entusiasmo ganó nuevamente al plantel, que consiguió sumar 25 goles en 4 partidos, en que enfrentaron a equipos de poco peso futbolístico. Quizás la noticia más relevante de esta última semana en tierras españolas fue el viaje de Petrone a París, donde habría de permanecer en un sanatorio hasta su regreso a Montevideo. Se terminaba la gira para el inigualable delantero, que deslumbró a Europa con sus goles.
Desde lo deportivo, los enfrentamientos ante los mallorquinos no dejaron mucho. En ese momento, la práctica de fútbol recién comenzaba en la isla y, de boca de un mallorquín entrevistado por un diario uruguayo en ocasión del primer partido “la superficie de la isla no permite, por el número crecido de habitantes, dedicar extensiones de terreno para canchas de football”.
Saludo al público en Palma de Mallorca
Quedó para la anécdota, el gesto de los futbolistas ante la invitación de los seminaristas locales para realizar una exhibición futbolística. Los nuestros aceptaron de buen grado, a pesar de estar vestidos con trajes de calle y zapatos de charol, hicieron una demostración de 40 minutos, que les valió la absurda recriminación y amenazas de abandonar la delegación de alguno de los dirigentes, que ignoraban la proeza. Afortunadamente quedó en la nada.
Nacional les duele (siempre)
La gira de Nacional también tuvo sus detractores. Hubo voces que se alzaron acusando de desviarse del amateurismo a los jugadores que emprendieron la aventura y otras que consideraban que no era Nacional quien estaba sumando admiración y victorias en tierras europeas, sino un “combinado” uruguayo.
Tampoco faltaron los comentarios insidiosos hacia la relación entre los futbolistas. Muchas de estas voces disonantes tienen explicación en el enfrentamiento que se estaba desarrollando en el fútbol uruguayo en esa época.
Fueron varios los telegramas recibidos desde tierras europeas por parte, principalmente, del presidente de la delegación Numa Pesquera, desmintiendo las supuestas peleas constantes entre los jugadores. Incluso, un telegrama fechado el jueves 16 de abril y firmado por Foglino, Zibechi, Díaz, Marán, Andrade, Romano, Miramontes, Scarone, Carreras, Mazali, Clavijo, Barlocco, Castro, Urdinarán, Buzeta, Falco, Sufiotti, Casanello, Martínez, Scarone, Arispe, Fiorentino, Petrone y Olivieri rezaba: “Conociendo informaciones enviadas dando jugadores desconformes delegación, desautorizamos categóricamente, dejando constancia grata armonía reina jugadores delegados”.
En cuanto a las acusaciones sobre la condición de profesionales de los futbolistas de Nacional, Pesquera se refirió a eso en una entrevista brindada a “El Día Gráfico”, un prestigioso diario matutino emitido en Barcelona. Decía Pesquera al respecto: “Aunque se diga lo contrario, y me consta que se ha dicho, los jugadores que vienen con nosotros son todos “amateurs”. Lo que sucede es que el viaje a Europa supone, como he dicho, una embajada extraordinaria del Uruguay, y en tal sentido mereció el más caluros y decidido apoyo del presidente de la República. Los que son empleados del Estado tienen permiso ilimitado con disfrute de sueldo; los que no lo son también lo tienen, por lo menos con la mitad de sus haberes, gracias a gestiones particulares y personales del mismo Presidente”
“El Diario”, conocido popularmente como “el diario de la noche” fue una publicación vespertina, de reciente aparición para 1925 – comenzó a editarse en 1923 y continuó hasta el 2000-, en sus editoriales y página deportiva evidenciaba su clara posición pro federacionista y un cierto alineamiento con el Club Atlético Peñarol. Era frecuente encontrar en sus páginas críticas hacia las crecientes intenciones de Nacional de refrescar y reforzar el plantel que estaba actuando en Europa y, solapadamente – o directamente en otras ocasiones – sugería jugadores que debían sumarse, en todo caso, a la gira tricolor. Curiosamente los futbolistas que solía mencionar como posibles refuerzos o que directamente informaba sobre los que había interés de Nacional para integrarlos al plantel que estaba actuando en Europa, eran en su mayoría, futbolistas de la FUF (Federación Uruguaya de Fútbol) (*).
Así, podemos leer del supuesto interés de Nacional por contar con los servicios de Antonio Campolo e incluso de José Piendibene, ambos jugadores de Peñarol. Tras el regreso de Foglino y la necesidad de Nacional de cubrir ese puesto, El Diario se despacha con un artículo titulado “Tejera no va” donde afirma que “los clubes de la Federación se opondrían a prestar sus jugadores para que integren la embajada de Nacional después de los contrastes sufridos en España”. Continuaba el vespertino “informando” que “los dirigentes y aficionados allegados al club del Parque Central, han procurado interesar a Tejera”. Para, elaboran una temeraria afirmación: “Hace falta un gran back. Nasazzi, que es un back discreto, no quiere ir a Europa en las condiciones que son conocidas”. Más adelante en la misma nota, el cronista advierte que “No queremos significar que Nacional, oficialmente, haya hecho el ofrecimiento que Tejera ha rechazado. Una semana antes, la misma publicación señalaba que la Comisión Directiva de Nacional habría considerado, por mayoría, ante el pedido de Pesquera del envío de seis jugadores que “no aportaría ninguna ventaja el cumplimiento del pedido”.
Las referencias al “Gran Mariscal” por parte de El Diario, no se detuvieron en opinar que era un back discreto. El 14 de abril, en nota titulada “Por qué no van Cea y Nasazzi” , el periodista asegura que Cea y Nasazzi no pertenecen a la entidad y “de ninguna manera piensan ingresar a ella” (José Nasazzi no solo se integró a la gira, sino que en 1933 volvió a Nacional, club en el que se retiró en 1937 y José Pedro Cea – que era socio de Nacional desde 1919 – jugó en las giras por Europa de 1925 y por Centroamérica de 1927 y completó dos períodos en Nacional, entre 1928 y 1930 y desde 1934 hasta su retiro dos años después.
La admiración de la publicación hacia la Federación, los clubes que la integraban y sus futbolistas era tal, que el cierre de la nota antes mencionada de “Tejera no va” contenía un mensaje categórico y a la vez absurdo: “De todas maneras conviene acentuar dos hechos: que Tejera se niega a integrar la delegación de Nacional y que para salvar a Nacional se recurre otra vez a los jugadores de la Federación”
Nobleza obliga, vale reconocer que también El Diario “se anotó un poroto” con una nota en la que evidencia el absurdo de una publicación colega –aunque seguramente, más guiado por la confrontación “Federación – Asociación” que los sitúa en veredas opuestas, que por el interés de marcar el rigor periodístico. Con fecha 16 de mayo de 1925 y bajo el título “La gira de Nacional ¿Prestigia o desprestigia al football uruguayo” se lee:
No pasa día sin que leamos comentarios contradictorios sobre la gira de Nacional. Ayer, por ejemplo, un colega de la tarde suficientemente vinculado a Nacional, marcadamente adversario de la Federación, pese a sus antiguos amores con la Amateurs, lanzó al aire tres “mosquitas” para que las atara quien se crea con las condiciones necesarias para hacerlo.
Dice el colega, en efecto, en tres párrafos de dos artículos:
Primer párrafo. – “La gira que realiza Nacional y, en menor escala, la que se propone llevar a cabo Belgrano, quizá sean mercantiles o comerciales. Pero lo cierto es que al cabo de ellas se goza la satisfacción de haber prestigiado nuestro football, étc., étc.”
Segundo párrafo. – “Repetimos que en estos momentos no sabemos como le fue a Nacional, pero de cualquier manera no podrá negarse que la embajada, olvidando las causas de los contrastes sufridos en Barcelona, sigue arriesgando los prestigios bien conquistados por los héroes de Colombes”.
Tercer párrafo. – “Los jefes de la delegación han demostrado ya, terminantemente, una incapacidad manifiesta. Están jugando con el nombre de Nacional y, lo que es más grave, desmereciendo los prestigios legítimamente alcanzados por el football uruguayo. Ya antes del match, en la sección “Deportes” ponemos serios reparos a estos viajes imprevistos y prolongados, dudando del éxito, y ahora, consumados lo hechos, no podemos menos que ratificarnos”.
¿No habíamos quedado, estimado colega asociacionista que al cabo de la gira de Nacional, quizá comercial o mercantil, se gozaría la satisfacción de haber prestigiado nuestro football?
Lo dicho al principio: “No pasa día sin que leamos comentarios contradictorios sobre la gira de Nacional… “
Para cerrar este capítulo, transcribimos una nota de Ernesto Flores, publicada el 23 de junio de 2017 bajo el título “Una sola bandera, la tricolor”
Recientemente -supongo que con la absurda intención de desacreditar la exitosa Gira de 1925- aparecieron en las redes sociales cuestionamientos acerca de la auténtica representatividad tricolor de todos los integrantes de esa gira. El argumento era la procedencia de otros clubes -nunca puesta en duda por Nacional- de cinco futbolistas. Como el argumento, teñido de estupidez, caía por su propio peso, se hizo hincapié en la llegada de René “Tito” Borjas, jugador del Atlético Wanderers, integrante de la F.U.F. para sostener -casi como si fuera un escarnio- que Nacional se había valido de un jugador de la Federación disidente para cubrir parte de su gira europea.
Repasemos la llegada de los refuerzos de Nacional al Viejo Continente.
Durante el mes de abril de 1925 hay un intenso intercambio de telegramas entre la Directiva de Nacional y la delegación presidida por el Dr. Numa Pesquera. En uno de estos planteos -registrado en las actas del club- se hace saber de la intención de la delegación de que le sean enviados los jugadores Nasazzi, Ghierra, Borjas, Cea y Zubizarreta, “prometiendo el regreso de otros jugadores de allá”. Vale recordar que el retorno de estos jugadores se debía a múltiples causas; sanitarias, imposibilidad de renovar licencia en sus trabajos o falta de acostumbramiento.
En acta del 23 de abril de 1925 se puede leer “Se volvió a cambiar ideas sobre el envío de los jugadores Cea, Borjas, Zubizarreta, Ghierra y Nasazzi.- Informaron sobre las gestiones de estos jugadores los señores Natero y Otero.- Se votó la moción del señor Romero proponiendo a los jugadores Sciutto y Finamore para integrar los que irán a Europa.- Negativo” (…). Se pasa a tratar la ida a Europa de los jugadores Tejera, Nasazzi, Cea, Ghierra, Borjas y Zubizarreta.- Se da cuenta de las gestiones favorables respecto a los cinco últimos nombrados, no así del jugador Tejera.- El sr. Muñoz quiere se deje constancia, que en el caso que los jugadores que actuarán por Nacional tengan que pedir pase desde Europa lo hagan por escrito y bajo la firma de cada jugador”.
En buen castellano, alguno de los futbolistas que viajarían para reforzar a Nacional en su periplo europeo lo harían pidiendo pase para el club decano.
Pero esto no es todo. En acta del 30 de abril quedaron asentados los siguientes asuntos:
“El Universal F.C. envía nota accediendo al permiso solicitado a favor del jugador de aquel club, Alfredo Ghierra, para integrar el refuerzo enviado a Europa por Nacional. En igual sentido se expresa por nota el Club Atlético Bella Vista, con respecto al jugador Nasazzi. - La mesa informa que el delegado de Lito, sr. Atilio Rodríguez, hizo verbalmente en nombre de su club, idénticas manifestaciones. Agradézcase”.
Ahora bien, ¿y Borjas? En el mismo registro de actas, renglones más adelante, consta que “el jugador Reneé Borjas, envía nota ofreciendo sus servicios al Club, para integrar el team en gira por Europa”. Si Borjas, personalmente -no su club de origen- realizó esta petición, es de entender que para hacerlo debió previamente romper su vínculo con el Atlético Wanderers, por lo que debemos interpretar que “Tito” llegó a Nacional para sumarse a la gira en condición de jugador libre, no perteneciente a ninguna Asociación, Liga o Federación. Asunto saldado.
* Siguiendo este
link
podrá acceder a una completa información sobre el conflicto AUF – FUF.
Otra incorporación
No solo futbolistas se fueron sumando a la gira en el transcurso de la misma. Tras la lesión de Petrone, el jugador viaja de Barcelona a París y de ahí de regreso a Montevideo, acompañado por el delegado Arturo De Vechi. Este vacío vino a ser ocupado por Nelson Chiappara, quien se encontraba en Parìs como turista. Según crónica del diario El Plata del 23 de abril de 1925, citada por Eduardo Giovannini en su libro: La gira de 1925 “Nacional lo necesitó y se incorporó a la Delegación a cuidar el “vintén”. Vivió entre un mundo de papeles, cuentas de ferrocarril, de hoteles, propinas. Discutió en inglés, peleó en francés y lo mejor lo dijo en español, para levantar el ánimo con la palabra oportuna”. Una muestra más de que, a Nacional lo hace grande su gente.
Los que van y los que vuelven
El 14 de mayo, coincidiendo con el aniversario número 26 del Club, eran esperados en Burdeos los refuerzos solicitados. Pedro Cea, José Nasazzi, Héctor Zubizarreta, Alfredo Ghierra y René Borjas se sumaban al plantel. En contrapartida, Pedro Petrone, Alfredo Foglino y Alberto Barlocco, con lesiones de distinta entidad, abandonaban la delegación tricolor y se sumaban a la obligada deserción anterior de José Vanzino. Sus arribos a Montevideo eran esperados para fines de mayo.
“Con sonado éxito, Nacional ha reiniciado sus actividades en Europa”
Con este titular. El Diario anunciaba el debut de Nacional en Holanda, con una aplastante victoria por 7 a 0 ante el Sparta, campeón holandés. El aficionado europeo esperaba ansioso la recuperación de los uruguayos, que habían decepcionado en su pasaje por Catalunya – más adelante encontraremos algunas explicaciones a este traspié – y lo encontró nada menos que en la presentación de los tricolores frente a los semifinalistas de los anteriores Juegos Olímpicos.
Equipo que se enfrentó a Sparta en Países Bajos
La prensa en general – los enviados especiales de los periódicos uruguayos y los periodistas locales – coincidieron en que el éxito ante el representativo de Países Bajos se basó en el juego colectivo. Nacional volvió a mostrar líneas compactas y juego fluido, dejando atrás cierto egoísmo y mezquindad que se había evidenciado en encuentros anteriores. La ausencia de Petrone comenzaba a encontrar un reemplazante en Héctor Castro.
“La falta de Petrone, sin duda elemento irremplazable dentro del efectivo albo, ha podido dar ocasión para que otro se desempeñara en su puesto. Si nos atenemos a la información de hoy, podemos decir que ese hombre lo ha sustituido con equilibrada eficacia, desde el momento que él solo ha hecho 4(*) de los 7 goles y ha dado margen para que sus compañeros no se entretuvieran demasiado en filigranas. Ese hombre, ha sido Héctor Castro. Y han sido sus otros compañeros los que imprimieron al equipo la acción de la victoria”. El Diario, 10 de mayo de 1925.
No solo el público en esta ocasión se maravilló del juego presentado por Nacional. El diario El Día recoge un cable de la Agencia Austral, en el que da cuenta que “El referee Kingscott de la Liga Inglesa se manifestó maravillado del juego uruguayo, calificado de impecable, hubo momentos que perdía el contralor del juego por admirar los recursos endiablados de los visitantes”.
Nacional ha sido impresionante a lo largo de su historia.
(*) El cronista incurre en un error, Castro fue autor de 3 de los 7 goles esa tarde.
Cruzando el continente europeo
Tras el rotundo éxito conseguido en Rotterdam, Nacional realizó uno de los más intensos y extensos periplos de la gira, atravesando en tren Holanda y Alemania y recorriendo buena parte del territorio de la antigua Checoslovaquia para llegar a Praga, capital de la vieja república formada en 1918, tras el fin de la Primera Guerra, a partir de los territorios del Imperio Austrohúngaro. Actualmente, Checoslovaquia está dividida en dos estados: la República Checa y Eslovaquia.
En su libro “La gira de 1925”, Eduardo Giovannini relata un particular incidente ocurrido durante este traslado. Según Giovannini, al llegar a Liepzig (Alemania), Pedro Olivieri, otro de los invalorables colaboradores de la gira, ex jugador del club, que cumplió las funciones de equipier, entrenador y masajista, se entera que el equipaje de la delegación se había extraviado. “Los que más se lamentaban eran Diego Carreras, gran jugador, muchacho bohemio, con amigos de todos los boliches, por un bandoneón comprado en Holanda y Leandro Andrade “La Maravilla Negra” por un traje, confeccionado a medida por el mejor modisto de París. Por suerte para todos, aparecieron y rumbo a Praga”.
A pesar de caer derrotados en su presentación ante el Sparta local, el público despidió con aplausos a Nacional y hubo un reconocimiento general de que habían presenciado uno de los mejores parridos que se habían visto en Praga.
De a tres
Tras el traspié en Praga, Bruselas esperaba a Nacional. Al igual que París y Montevideo. El 17 de mayo de 1925, el decano uruguayo se presentó simultáneamente en tres ciudades, más aún en tres países diferentes en un mismo día, proeza inigualada hasta el día de hoy por ninguna otra institución en el mundo. Nacional era gigante y lo demostraba a cada paso.
El 17 de mayo, el Entente Bruxeloise recibió a Nacional en el estadio de Bruselas, mientras en Saint Ouen, París, un seleccionado franco-suizo hacía lo propio con otro representativo tricolor, y en el Parque Olivos, cancha de Bella Vista, un tercer equipo de Nacional enfrentaba al local por la segunda fecha del Campeonato Uruguayo. Tres partidos, en tres ciudades, dos victorias y un empate. Un invicto histórico, poco esperado por algunos. Un día antes de la gesta, el diario El Día comentaba que “Nacional está dispuesto a pegar doblete. Su ánimo de jugar simultáneamente en Bruselas y París, descarta las probabilidades de éxito, por cuanto conocemos que no tiene elementos para formar dos equipos de garra capaces de sorprender a ambos públicos con performances extraordinarias”.
Bélgica era el Campeón del Mundo vigente antes de la irrupción de Uruguay en el universo futbolístico. Había vencido a España en la final disputada en Amberes en 1920. El público belga era el más entusiasta para el fútbol. Diversos telegramas daban cuenta del entusiasmo y la expectativa generada en el público y prensa de Bruselas.
“Los aficionados y los críticos deportivos se muestran extraordinariamente interesados por la actuación de los footballers uruguayos aquí. Se descuenta el éxito financiero de la jornada. Los visitantes fueron objeto de muchas demostraciones. Esta noche tendrá lugar en la Legación uruguaya en esta capital, un banquete”.
“La mayoría de los críticos deportivos, después de saludar a los uruguayos y de descontar el éxito del partido, comentan las probabilidades del equipo belga frente a Nacional, estando de acuerdo en general, en que la probabilidad de ganar de los locales es remotísima”.
Los partidos jugados en Europa fueron con victoria para Nacional. 2 a 1 en Bruselas y 3 a 0 en París, mientras que, por el campeonato local, el tricolor alcanzaba un empate a uno ante Bella Vista.
Suena reiterativo, pero la admiración que despertaba Nacional en el Viejo Continente se repetía partido tras partido.
“Se disputó esta tarde el partido de football entre el team suplente de Nacional de Montevideo y un combinado franco-suizo
El match había despertado singular expectativa, pues si bien el team uruguayo se titula suplente, forman en él varios componentes del campeón olímpico, lo cual permitía suponer que lograría la victoria.
Las predicciones de los aficionados no se vieron defraudadas, pues los sudamericanos durante el transcurso del partido arrollaron casi completamente la defensa del combinado, por su mayor rapidez y mejor técnica.
Si el score no fue más elevado se debe al gran entusiasmo desplegado por la defensa de los locales, pero ésta poco pudo hacer ante la incontestable superioridad del team sudamericano”.
Falta uno ¿Querés jugar?
Si algo le faltaba a Nacional, si no era suficiente jugar tres partidos simultáneos en tres países diferentes, era completar la alineación de uno de sus equipos, con un hincha. Román Maciá acompañó a la delegación desde su partida de Montevideo como colaborador, no como futbolista, si bien, años antes, había “despuntado el vicio” en la Liga Matutina. “El Gordo” Maciá” como se lo conocía, el 17 de mayo se calzó los cortos y actuó como central en París ante el combinado franco-suizo.
Incluso, su actuación recibió un comentario en la edición del 18 de mayo de 1925 de L´Auto, periódico deportivo francés, precursor L´Équipe. A propósito del jugador-hincha, L´Auto expresó en su crónica del partido que “Los uruguayos jugaron ayer su último partido en Francia en el Stade de Paris. Esta exhibición final no fue menos impresionante que las anteriores. Nazassi, quien debía jugar de lateral en el once inicial de Uruguay, se lesionó en un entrenamiento y fue reemplazado por (Carlos) Scarone, hermano del famoso delantero uruguayo (…) Entre los americanos, algunos jugadores parecían estar algo fuera de forma, sobre todo Borjas y Cea. El central Macia se vio afectado por el terreno blando”. El sueño del pibe.
Mientras, las crónicas desde Bélgica se despechaban en similar tono:
“En la tarde de hoy tuvieron los aficionados belgas oportunidad de ver actuar a Nacional (…) Los uruguayos obtuvieron un gol maestro, que fue aclamadísimo. El público aplaude con mucho entusiasmo a los extranjeros, alentando a los locales (…) En el segundo período obtuvo otro gol, y los locales uno.
El juego entusiasmó a la concurrencia, decayendo al final dado el agotamiento de los jugadores.
Cuando terminó el match, el público hizo una gran ovación a ambos teams”.
Respeto, admiración y entusiasmo era lo que generaba Nacional en Europa. Orgullo absoluto del otro lado del Atlántico. Pero los tricolores iban por más.
Tras la victoria 2 a 1 obtenida en Bruselas, los jugadores consideraron que el resultado no reflejaba “el verdadero valor de su juego”. Por ese motivo solicitaron, y consiguieron, un nuevo partido ante la selección de Bruselas, a la que arrasaron por 5 goles a 1. Pero la cosa no terminó ahí. El resultado económico cosechado en Bélgica, unido a la buena recepción que habían tenido los nuestros, llevaron a la concreción de un tercer encuentro, que se disputó el 31 de mayo en el Estadio Olímpico de Amberes.
Scarone protagonista
“El Mago” fue el autor del gol del descuento para Nacional – que cayó derrotado por 2 a 1, con la participación de un árbitro supuestamente localista, aunque justo es decir que en el primer tiempo anuló un gol de los locales por hands – la siguiente jugada que tuvo como protagonista a Scarone se produjo al finalizar el partido. Cuando el árbitro salió corriendo de la cancha tras el pitazo final, se tropezó con los pies de Scarone, cayendo al suelo, lo que motivó la enérgica protesta del público, que creyó que Scarone había empujado al juez. “El Mago” tuvo que ser acompañado por la policía hasta el vestuario.
Héctor Scarone, considerado en su época el mejor jugador del mundo
Desde Montevideo se especuló con que la Asociación Uruguaya podía infligir alguna sanción a Scarone por la supuesta agresión del partido en Amberes, cosa que finalmente no sucedió. “El Diario”, haciéndose eco su desprecio hacia la Asociación y los asociacionistas publicó una editorial bastante beligerante, que reproducimos a continuación:
“Ya se ha dicho de Scarone lo que tenía que decirse por haber agredido al juez del match que Nacional acaba de perder con los belgas. Poco más puede agregarse. Sólo que la Asociación Uruguay se ha ocupado del asunto hjabiendo pretendido adoptar alguna actitud que significara un castigo para el guapo de la embajada. Al final todo quedó en nada. Y está bien, qué diablos. Bien es cierto que el indisciplinado e inculto jugador, pese a sus brillantísimas condiciones deportivas, es afiliado a la Asociación, lo mismo que Nacional. Pero se ha entendido que corresponde esperar la decisión de los delegados de Nacional para proceder en consecuencia.
Nacional es capaz de exponerlo a no jugar como castigo. Quiere decir que sería capaz de hacerlo pasear por Europa sin exigirle el mínimo de compromiso en mérito a la falta cometida… Es capaz?
Difícil, dijo Zubillaga!”.
Francia te sienta bien
Siete partidos había jugado Nacional en Francia, sin perder ninguno y cosechando varias goleadas. Su octava presencia en tierras galas, en una tarde extremadamente calurosa, sería otra apabullante victoria sobre la selección de Francia en el Estadio Borgeyre. El 6 a 0 final pudo haber sido muy superior según relatos de prensa. Mazali fue un mero espectador. Para El Diario “los uruguayos jugaron un partido ordinario, ante un team de tercera categoría… Los sudamericanos parecían veloces y rápidos, pero los peritos están de acuerdo en opinar que se ello se debió a que los franceses no se movían”
Tal vez lo más destacable haya sido la intervención de los futbolistas tricolores para persuadir al árbitro Van Deren de no dejar fuera de la cancha al centrodelantero francés Mistral, que se había ganado una reprimenda por su juego brusco.
De Película
El sábado 6 y domingo 7 de junio se exhibió en el Teatro Solís, a un precio de $ 0,5 la película “Nacional en Barcelona”. Se dispusieron tres funciones por noche, además de dos en horario vespertino. Se anunciaba “una visión exacta de los encuentros disputados por la delegación uruguaya en la ciudad condal” además de “que puede apreciarse con exactitud la lesión sufrida por Petrone en el primer encuentro frente al Barcelona, como así las dependencias e instalaciones del poderoso club español, que costaron alrededor de 9 millones de pesetas”. Posteriormente, al final de la gira, el sábado 14 de octubre a las 18 hs. se proyectaron, por cuenta y parte del club, ésta y otras películas de los partidos en Europa. La exhibición tuvo lugar en el cine Lutecia, sala ubicada en General Flores 4172 (entre Rivadavia & Concepción Arenal).
La gira de Nacional reportaba beneficios económicos no solo al club. Para esta fecha se hablaba de que la Directiva había recibido, producto de las actuaciones en Europa, la suma de $ 7.000. A modo de referencia, una casa en Capurro, de 124 m2 se ofrecía a $ 5.500, otra de 142 m2 en La Aguada $ 5.700 y en la zona de Paso Molino se podía adquirir una finca de 125 m2 por $ 5.500.
En Europa Central
Un rumor – que no pasó de eso – divulgado por la revista Aire Libre de Madrid, informaba sobre la posibilidad de que Josep Samitier acompañara a Nacional en la gira por Europa Central. Hubiera sido interesante de ver un avance conformado por el mejor jugador europeo, Samitier, y el reconocido mejor del mundo: Héctor Scarone.
Basilea recibió a Nacional con ardorosa expectativa. Fue necesaria la inclusión de servicio de trenes especiales por el interés que había de ver a los tricolores desde varias ciudades de Suiza. El Ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, el Dr. Enrique Buero, representante de la AUF en Europa y recordado por su intervención para cerrar la participación de Uruguay en los Juegos Olímpicos de Colombes, recibió a la delegación y fue el encargado de dar el puntapié inicial en el partido que enfrentó a Nacional con el Seleccionado de Basilea el 7 de junio. En el Estadio de Basilea y ante 15000 personas, Nacional derrotó a los locales por 5 a 2.
La delegación llegó a Viena a las 9:50 p.m. del día 10 de junio y fueron recibidos, como de costumbre, por 30 mil personas entusiasmadas por la presencia de los nuestros. Una banda militar amenizaba los momentos previos a la recepción, distrayendo a los aficionados que se agolpaban frente a la estación.
El andén había sido decorado con banderas uruguaya y austríacas. Representantes de todos los cuerpos diplomáticos de Latinoamérica y de la totalidad de los clubes vieneses, se sumaron a la imponente recepción.
Cuando llegó la delegación, la policía tuvo que intervenir fuertemente para abrir paso a los jugadores, para llegar a los vehículos que los esperaban para trasladarlos al Grand Hotel, donde los esperaba otra multitud, ansiosa por ver de cerca a los jugadores de Nacional, que, a cada paso, dejaban más en alto el prestigio del fútbol sudamericano.
Escena del partido ante Basilea
Telegramas al capitán
El 9 de junio se celebraba el primer aniversario de la obtención de título Mundial de fútbol por parte de Uruguay. Para esta ocasión, Nacional y la AUF le enviaron sendos telegramas de felicitación al capitán de la gesta, José Nasazzi, reconociendo en su persona el éxito logrado por los celestes.
Montevideo, 9 de junio 1925: “La directiva de Nacional saluda al capitán de los olímpicos en el primer aniversario de la victoria”
Montevideo, 9 de junio de 1925: “Al cumplirse aniversario Victoria Olímpica, Asociación recuerda emocionada extraordinario esfuerzo Campeones Mundiales que diera inmortal renombre deporte uruguayo. Abrázole – Narancio”
La costumbre de asombrar al mundo
Las recepciones para la delegación tricolor continuaban al más alto nivel, el día 10 de junio, jugadores y el presidente Numa Pesquera fueron recibidos en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Suiza por el Presidente de la República Michael Hainsch. La presentación de los nuestros fue llevada adelante por el periodista norteamericano y vicepresidente del Viena Football Club, Alejandro Neumann.
Setenta mil personas se congregaron en el Stadium de Viena para presenciar, disfrutar y delirar con el desempeño de Nacional ante la Selección de Viena. Si bien el partido terminó en empate a uno, la exhibición futbolística de Nacional despertó el asombro de la prensa especializada. Entre los elogios destinados a los nuestros, se destaca la mención a Nacional y al fútbol uruguayo como “Eldorado del fútbol” y reconocen “la técnica maravillosa de los visitantes”. Para este partido, Héctor Scarone fue incluido por Olivieri como lateral izquierdo, para frenar la temible ala que por ese sector presentaban los austríacos. Su actuación en ese puesto arrancó elogios de la prensa “Scarone marcó al ala más formidable de Austria, formada por Fischer y Konrad, éste último el punto más alto de la Europa Central”.
Al día siguiente de este partido, Leandro Andrade, que se encontraba en París desde mediados de abril recuperándose de una enfermedad, abandona la Ciudad Luz y emprende el regreso a Montevideo. Sería la última vez de Andrade en París, el fin de un romance iniciado en los Juegos Olímpicos de 1924.
El diario de Alsacia (Francia) editado en alemán Freie Presse elogia a los tricolores destacando su resistencia: “Lo más admirable de los uruguayos es su resistencia física después de una jira (sic.) de más de cuatro meses en casi toda Europa, con enormes desplazamientos, batiéndose contra enemigos que desean vencer a los campeones olímpicos”.
En los mismos términos se expresó el diario austríaco Som und Mitags Zeitung, en ocasión del partido del 29 de junio ante la selección de Austria “No se explica – decía el mencionado diario – como el equipo que hace cinco meses viaja constantemente, pueda retener energías y voluntad de vencer, sin perder fuerzas, no obstante, los excesos de cambio de clima y alimentación. No existe un equipo europeo que pueda realizar análoga excursión con el mismo éxito. (…) El match del domingo ha sido el más interesante realizado en la temporada austríaca. Nacional tiene la perfección técnica de los ingleses y más rapidez que estos. Su admirable dominio del juego en forma que jamás se ha visto en los fields vieneses, justifica los informes de los corresponsales durante las olimpíadas que se creía exagerábase el valor del equipo uruguayo, pero ahora ha demostrado que sus hombres poseen condiciones excepcionales y se hayan en la plenitud de sus fuerzas. (…) El segundo goal de Nasazzi fue maravilloso. El back Fiorentino es excelente. Zibechi a golpe de vista una concepción rápida múltiple. Urdinarán y Scarone punto irresistible de ataque”.
René Borjas marca presencia en el área de Viena
Buscando el equilibrio
En la previa del partido en Innsbruck ante el Seleccionado Tirolés, del 17 de junio, se especulaba con la posibilidad de que cuatro jugadores locales fueran incorporados al equipo tricolor, con el fin de equilibrar poderíos. Finalmente, la solución se encontró por el otro lado: Mazali, Zubizarreta, Carreras y Casanello reforzaron a los tiroleses. Cuatro goles de Nasazzi y dos más convertidos por Cea y Urdinarán, sellaron una nueva victoria de Nacional.
El partido fue considerado “un match de propaganda”. Nacional solo pidió que se le reembolsaran los gastos, lo que provocó un profundo agradecimiento de los tiroleses. La Municipalidad obsequió a cada uno de los jugadores con un cuadro de una vista general de la ciudad y un gran ramo de flores.
El mismo día de este encuentro, llegaban a Montevideo Petrone, Foglino, Carlos Scarone, Barlocco, Miramontes y Martínez, y emprendían el regreso Ángel Romano y Ramón Buceta.
Los futbolistas que arribaron al puerto de Montevideo, lo hicieron en el buque de línea francés “Massilia”, allí los esperaba una multitud de hinchas tricolores, ansiosos por verlos y aplaudirlos. Como era de esperar, también la prensa se hizo presente, con la intención de obtener la palabra de los jugadores, cosa harto difícil, debido a la insistencia del público, que no quería perder oportunidad de estar cerca de sus ídolos.
Un periodista de El Diario consiguió algunas declaraciones de Petrone y Foglino. El delantero recibió al periodista “con la sencillez que tantas simpatías le han granjeado” y en la planchada del puerto consiguió intercambiar algunas palabras, antes de ser absorbido por la multitud.
“Creo que pronto volveré a jugar, pues me siento casi sano de la dolencia que me privó de seguir actuando en Europa. Tengo una impresión óptima, sobre todo de París, que nos recibió como solamente sabe hacerlo ese público, tan generoso y hospitalario. También en Génova, Marsella y Vigo nos recibieron muy bien; en fin, en todos lados no hemos hecho querer”.
“Mi lesión se debió a una mala caída. ¡Cuánto lo lamenté!”
“En Barcelona se juega buen football, pero nosotros somos superiores”.
Es posible que no juegue por este año. En fin, todo depende mi cura”
Hasta aquí la conversación, pues, según consignó el periodista “el público, al verlo en la planchada se abalanzó hacia él, y a pesar de los esfuerzos de “Perucho”, sus admiradores lo despojaron de las maletas, lo levantaron en andas y, en manifestación lo pasearon por el puerto”
A pesar de la incómoda situación, al divisar a Martínez Laguarda y Asdrúbal Castro en el puerto, Petrone les gritó “Cariñosos recuerdos de Madame Pain”, quien, incluso, había asistido a visitarlo todas las tardes mientras duró su convalecencia.
Al día siguiente de su llegada, los jugadores fueron homenajeados en la sede, en una reunión extraordinaria de la Comisión Directiva, presidida por José María Delgado, presidente en ejercicio. Socios e hinchas le brindaron a los seis futbolistas abundantes aplausos y muestra de agradecimiento de la ya para entonces más numerosa, fiel y seguidora hinchada.
El diálogo con Foglino fue mucho más breve. Apenas manifestó que le había encantado Génova y que, de los jugadores europeos, el catalán Josep Samitier fue el que más le había gustado.
Manco con mano
El 21 de junio, el diario El Plata informaba que Héctor Castro se encontraba en Viena, donde “se le implantará una mano artificial, verdadera obra de la ciencia médica”. Al regreso de la gira, Castro elevó una nota a la Comisión Directiva, agradeciendo “las atenciones que le fueron dispensadas por el Club para subsanar en lo posible la falta de su brazo derecho”.
Nacional se despidió de Europa Central con una nueva victoria, esta vez ante la Selección de Austria, uno de los más poderosos equipos a los que tuvo que enfrentarse en la gira. Los dos goles tricolores fueron anotados por Nasazzi, quien venía desempeñándose como centrodelantero en los partidos anteriores – de hecho, cerró la gira con 10 tantos. En este partido sufrió la baja del arquero Clavijo tras un choque con un delantero rival que lo dejó inconsciente, siendo reemplazado por Mazali por el resto de la excursión.
Clavijo sufrió una dura lesión ante la selección de Austria, que lo erradicó de la gira
Barcelona
Barcelona fue todo un capítulo en la gira. El día 14 de junio, en Les Corts, campo de juego del Barcelona, se enfrentaron en un partido amistoso el Barcelona y el Club Esportiu Júpiter. El encuentro fue en ocasión de un homenaje al Orfeó Català – sociedad coral catalana fundada en 1891. En el entretiempo, la banda de la Royal Navy (marina británica) interpretó el himno español y desde las gradas se alzó un abucheo. El público permaneció sentado durante la interpretación de la Marcha Real Española, levantándose cuando se escuchó el himno inglés, en honor a los marinos británicos que habían asistido al partido. Como es de suponer, esto despertó la furia de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, represor del catalanismo. El campo de juego fue clausurado, con la consiguiente cancelación del juego programado con Nacional para el día 5 de julio y el gobernador civil de Barcelona le aplicó al club una suspensión de seis meses y la prohibición del uso del emblema distintivo de la sociedad. Como si fuera poco, la resolución del gobernador despojaba al Barcelona de su título de Campeón de España y lo convertía en Campeón Peninsular.
Un sector de la prensa española se había ensañado con Nacional. A las críticas recibidas al comienzo de la gira por parte de la revista “Mundo Gráfico” se sumaron las de “Aichbre” de Madrid, recogidas por El Diario el 9 de junio de 1925. La mencionada publicación se sumaba a los reproches de su colega sobre las supuestas manifestaciones de desprecio emitidas por nuestros jugadores hacia los futbolistas españoles.
“Los futbolistas uruguayos no pueden quejares. A partir de su anterior paseo triunfal por España, y acuciados por sus indiscutibles victorias, no han cesado desde allá, desde su tierra natal, de zaherirnos con desprecios que solo una raza como la nuestra, tan generosa en sus pasiones le ha podido perdonar”
La repulsa hacia los nuestros, solo era comparable con el regocijo por habernos vencido.
“Han vuelto a España y han sido vencidos. El fútbol español ya no es tan malo. En España se juega al fútbol ahora, tanto o más que en el resto de Europa. Muchas gracias. Y más que en el Uruguay, decimos nosotros (…) Pretenden, según afirman ellos, volver a jugar los partidos que les han sido desfavorables (…) ni las sociedades españolas ni los futbolistas españoles deben acceder a esas martingalas que a mil leguas trascienden a profesionalismo temeroso de perder las prebendas que disfruta en su patria”
Y siguieron con el bisturí a fondo
“Si han perdido jugando contra nosotros ¡qué le vamos a hacer! También perdimos nosotros jugando contra ellos y supimos acomodarnos noblemente a la desgracia, sin buscar con malabarismos efectistas el desquite de nuestras adversas actuaciones (…) Que sigan jugando por España; pero en Bilbao, en Irún, en San Sebastián, en Vigo, en Madrid y en Sevilla, donde aún se les puede que en España el fútbol no es cosa que pueda estar a los caprichos de unos cuantos señores, muy buenos jugadores, pero no tanto como para hacer lo que les venga en gana”.
Y había más desprecio por ventilar
“Hacer y deshacer; jugar o no jugar, ir de acá para allá, buscando siempre la ventaja no va pareciendo más que un juego noble, un comercio donde la ganancia económica se antepone al amor propio”.
Y el remate, cuando menos, desconcierta
“Hay que saber perder señores uruguayos, como nosotros supimos perder: con la tristeza en el alma, pero con la mano tendida al contrario”
Un cronista catalán, que había sido enviado especial de El Diluvio para cubrir los Juegos Olímpicos de Colombes el año anterior y que había quedado deslumbrado por el juego desplegado por los celestes, opinando más sobre aspectos deportivos que sobre conductas humanas, encontraba una explicación más sensata y era más cauto a la hora de analizar las derrotas sufridas por los tricolores, que no tanto victorias españolas.
Decía el periodista - en una extensa nota reproducida en su totalidad por El Diario en su edición del 12 de junio de 1925, de la que aquí solo incluiremos algunos pasajes que dejan bien en claro su posición – luego de alabar largamente el juego de los Olímpicos:
“Por tales crónicas verás que tengo en mucha estima el valor del fútbol del Uruguay y que considero que el once olímpico es punto menos que imbatible.
Pero debo advertirte, lector – y eso va para los amantes del deporte que viven en ciudades cuyos campos de fútbol son duros, es decir, desprovistos de yerba -, que un equipo de juego intensamente científico y de admirable precisión en el pase, necesita, para poder desenvolver normalmente su juego, de un campo correcto, absolutamente reglamentario, con muelle alfombra verde y de grandes dimensiones.
Y digo esto porque no me extrañaría que, al igual de lo que les ha acontecido a equipos continentales de prestigio formidable, los uruguayos encontrasen en los estadios de Barcelona, de Valencia o de Sevilla quien les marcase el alto en su marcha triunfal ininterrumpida.
No crea nadie, en tal caso y por tal hecho, que el once que haya en dichas condiciones, vencido a los uruguayos, es un once superior a ellos.
Esta creencia sería falsa, como falso ha sido el valor que hemos atribuido a nuestros equipos por victorias que, en terrenos normales, habríanse traducido en serias y aplastantes derrotas.
Mientras no tengamos campos de yerba perfectamente acondicionados, o mientras no lancemos a nuestros equipos más allá de las fronteras, a luchar contra enemigos recios, en el propio campo de éstos, no podremos saber, de manera cierta, lo que nuestros onces valen deportivamente.
Conste, pues, que yo admito como posible una derrota uruguaya sobre nuestros campos duros, en los cuales es imposible el completo dominio de balón, la precisión del pase y el dribbling ceñido, sin lo cual el espléndido juego del once del Uruguay no puede existir.
Pero conste también que, si esa derrota llega, no podremos, deportivamente hablando, vanagloriarnos de ella porque no habremos luchado como la deportividad impone, es decir, con armas iguales, sobre un terreno verdaderamente internacional.”
Tampoco le faltó honestidad a otro periodista catalán, Daniel Carbó, quien tras el triunfo de la selección catalana escribió en el periódico Veu de Catalunya lo siguiente: “Vencimos a los campeones olímpicos, no por ser técnicamente superiores a ellos; es la fe en nosotros que forjó la victoria. Pero, a pesar del resultado adverso, no por eso modificamos nuestra impresión de que el equipo Nacional de Montevideo es el mejor que ha visitado Catalunya”.
Más claro imposible, ¿no?
Nacional ante Europa F.C. durante la gira
¿Qué viva España?
El 11 de julio de 1925 de regreso a Buenos Aires, la delegación de Boca Juniors, que había emprendido una gira por Europa coincidentemente con Nacional, pasó por el puerto de Montevideo. Un delegado del club, el señor Adelio Gariboni, fue muy crítico con el comportamiento de la prensa, árbitros y público en España. “El público español, sobre todo el bilbaíno y el gallego, es muy fanático. No se detiene en nada con tal de impedir la victoria de los adversarios” decía Gariboni a propósito de los aficionados. Su opinión de los árbitros, debido a la condición que deben ejercer, era más dura incluso: “Por otro lado, la parcialidad de los jueces es algo que asombra. Descaradamente aplican penas máximas, faltas existentes solamente en su imaginación (…) Los jueces españoles no tienen picardía para estafar. Cobran las penas, aunque el jugador penado y la supuesta víctima haya una distancia de varios metros”. Y finalizó haciendo un comentario que incluía a Nacional: “La actitud de Nacional fue acertadísima. Si bien el no cumplir el compromiso contraído le costó a la delegación alba la cantidad de 9.000 pesetas, en cambio salió ganando, pues dados los antecedentes que teníamos nosotros de como recibiría Bilbao a Nacional, le aseguro a usted que, de jugar los uruguayos en esa ciudad, a esta hora estarían todavía los jugadores en convalecencia… Me dijo un aficionado bilbaíno a mí, cuando nos íbamos ¡Que vengan los uruguayos, que les ganamos y les pegamos también!”
Tal vez en todo lo antedicho haya un sesgo de explicación de los malos resultados obtenidos en la península ibérica.
¡Otra vez Barcelona!
Después de un agotador viaje, que demandó 50 horas de ferrocarril, atravesando Austria – los Alpes incluido- el norte de Italia de este a oeste, y la costa francesa del mar Mediterráneo, nuestra delegación llega nuevamente a Barcelona, ciudad que no nos había sido para nada feliz en cuanto a los resultados durante el primer pasaje. El desafío de volver a jugar en la ciudad condal era todo un reto para el club en su totalidad: jugadores, dirigentes e hinchas. Tanto así que, en la víspera del partido, el presidente Pesquera recibió un telegrama de parte de una agrupación tricolor, que constituía el comité electoral “Concordia” y era integrada, entre otros, por Domingo de Andreis, Rogelio Naguil, Raúl Paravís y Rodolfo Bermúdez. El cable decía:
“Pesquera. – Consulado Uruguay. – Barcelona. –
Batallón Concordia presenta armas pidiendo máximo esfuerzo para gloria querido Nacional.”
El 5 de julio, Nacional vuelve a enfrentar al Europa F.C. y nuevamente cae derrotado por la mínima diferencia. En esta ocasión, casi por unanimidad, la prensa coincidía que el resultado no reflejaba el trámite del partido. “Sorprendió la derrota de Nacional frente al club Europa de Cataluña” tituló El Diario. Por su parte, El Plata publicó “A pesar del dominio ejercido por Nacional en la segunda parte, la brega finalizó con la victoria de Europa, resultado que no constituye una expresión exacta de los merecimientos de Nacional”.
El retorno a la capital catalana no fue lo todo auspicioso que se esperaba. Incluso circuló una información – imposible de confirmar – que la impotencia ante esta derrota, hizo brotar lágrimas en el rostro del gran capitán José Nasazzi.
Después del partido, Nacional se concentró en Gerona, ubicada a 100 kilómetros de Barcelona, para prepararse para el inminente cierre de la gira y, fundamentalmente, para el partido final en tierras catalanas, frente a la Selección de Cataluña. La preparación fue intensa, con un duro entrenamiento con la intención de encontrar la mejor forma para la revancha tan ansiada ante lo mejor de los catalanes.
El cansancio acumulado se hacía sentir en la delegación y, a pesar de que aún no se había resuelto la continuidad de la gira tras los partidos pactados en Portugal, la balanza se inclinaba hacia una despedida cercana del Viejo Continente.
En la noche del 7 de julio, Héctor Castro se reincorporó al plantel. “El Manco” se había quedado en Viena, donde se le estaba confeccionando un antebrazo y mano mecánica. Mientras, en Montevideo, su hermano desmentía categóricamente los rumores que lo vinculaban nuevamente a Lito a su regreso de la gira. De hecho, Castro jugó en Nacional al regreso de la gira hasta 1930 y tras dos salidas – a Bella Vista y Estudiantes de la Plata – volvió a Nacional hasta su retiro en 1933.
Héctor Castro encabezando la formación
Finalmente, a casi 3 meses del primer encuentro ante la Selección de Cataluña y tras 5 partidos sin conocer la victoria en tierra catalana, Nacional aplastó a la selección local, constituida con los por mejores jugadores de Barcelona. El diario “Barcelona Deportiva” fue contundente al comentar la victoria tricolor por 4 a 0: “Los uruguayos se crecen. Anotamos hasta once pases seguidos sin que los nuestros puedan arrebatarles la pelota”.
Se cerraba así para Nacional el capítulo Barcelona, aunque no el de España. Tras su recorrida por Portugal regresaría a tierras hispanas para cerrar sus presentaciones europeas en Vigo y La Coruña.
De despedida
El capítulo final en la península ibérica encontró a Nacional siendo recibido en Oporto como lo fue a lo largo de la gira, con entusiasmo del público y la prensa local. La expectativa por ver en acción al decano uruguayo no decayó nunca a lo largo de la exitosa expedición tricolor.
En Portugal, Nacional se presentó en tres ocasiones, en las que goleó a la Selección de Oporto dos veces y al Sporting en Lisboa.
Ante el anuncio del fin de la gira, surgían nuevos ofrecimientos. Desde España había un marcado interés por ver a Nacional en acción e incluso el Barcelona quería un nuevo enfrentamiento tras la goleada recibida el 12 de julio. Desde Montevideo, algunos integrantes de la Directiva consideraban que no era prudente prolongar la gira.
El día 22 de julio, posteriormente al triunfo ante el Sporting, se anunciaba el retorno de Nacional a Montevideo. Desde Lisboa viajarían a Vigo y desde la ciudad gallega emprenderían el regreso, cosa que finalmente no aconteció.
La delegación entera acumulaba cansancio y nostalgia, a la par del entusiasmo por el despliegue que estaban teniendo al final de la excursión europea.
El 12 de julio habían regresado a Montevideo Ángel Romano y Ramón Buceta, el 22 lo hace José Leandro Andrade y el 28 se suma a la avanzada del retorno Alfredo Zibechi, a bordo del transatlántico “Re Vittorio”, el mismo en el que había emprendido el viaje desde Montevideo con sus compañeros cinco meses atrás.
Al día siguiente, el 29 de julio, arribaron a Montevideo en el vapor “Arlanza” los jefes de la sección deportiva del diario “El Plata” Eduardo Arechavaleta y de “El Bien Público”, José Usera Bermúdez, quien a su vez había actuado como delegado del club durante la gira. Lentamente, la excursión al viejo mundo anunciaba su fin.
Antes de emprender el retorno, Arechavaleta despachaba los últimos cables a El Plata, que no hacían más que confirmar lo que ya era vox populi: “Lisboa, Julio 20 – Los diarios de Lisboa recuerdan que “los uruguayos son los mejores jugadores del mundo””.
Formación ante la selección de Oporto
La retirada
Como aconteció en 1924, Galicia recibía nuevamente a una delegación de futbolistas uruguayos y lo hizo con el entusiasmo, respeto y admiración que recibieron a lo largo del periplo europeo. En la noche del 31 de julio fueron objetos de una gran recepción encabezada por EL Alcalde de la ciudad de Vigo. El 2 de agosto, los olímpicos que integraban el equipo volvieron a disputar un partido en campos de Coya, tal como había acontecido al inicio de las presentaciones de la selección en sus encuentros previos a los Juegos Olímpicos de Colombes.
En su edición del 4 de agosto, el diario La Provincia de Galicia informaba que “En el campo de Coya, tuvo lugar un partido de fútbol entre el Nacional de Montevideo, que cuenta entre sus elementos a casi todos los jugadores que componían el once que salió victorioso en la olimpíada celebrada el año pasado en París, y el Celta campeón gallego. El encuentro había despertado gran interés, por lo que a la hora de comenzar el match, todas las localidades del campo estaban ocupadas por números público deseoso de presenciar nuevamente el juego preciosista de los uruguayos”.
La Coruña fue la última para de la gira. Dos partidos ante el Deportivo local marcaron el final de la más extensa y exitosa gira que club alguno haya emprendido. El Diario de Pontevedra, en su edición posterior al primer partido – celebrado el 6 de agosto – destacaba la figura del “Mago” Scarone: “El primer partido de los campeones olímpicos no pudo ser más favorable para el Deportivo; un empate a cero frente al formidable cuadro de Scarone es una victoria”.
El Estadio Riazor fue el testigo de la despedida magistral del decano uruguayo de los campos de Europa.
Nacional se despidió de la gira en La Coruña
A riesgo de ser reiterativo, el entusiasmo y la admiración fueron la constante durante todas y cada una de las presentaciones de Nacional en el Viejo Continente. Para ilustrarlo, no hay más que recurrir a la prensa de época, como El Correo Gallego del 8 de agosto, fecha del último partido de Nacional en su gira. A propósito de esto decía el diario mencionado:
A presenciar el partido de los uruguayos.
“En automóviles unos, y en el vapor “Caramiñal” otros, irán hoy a la Coruña muchos entusiastas con objeto de presenciar el segundo partido entre el equipo nacional Uruguayo (sic.) y el Real Club Deportivo”
Los nuestros se habían comprometido a cerrar la gira con una victoria, y así fue, 3 a 0 ante el campeón gallego, con una brillante actuación de Nasazzi según consigna El Correo Gallego en su crónica del partido, que anunciaba el encuentro como entre “la Selección Nacional Uruguaya y el Real Club Deportivo local”.
El poeta Julio J. Casal, Cónsul uruguayo en La Coruña presenció el encuentro en compañía de autoridades locales, ubicados en un palco adornado con banderas uruguayas y españolas.
Nuevamente Scarone ocupó un lugar de destaque en las notas de prensa “En el equipo campeón del mundo jugó el admirable “forward” Scarone, que llamó la atención en las Olimpíadas de Colombes y del que tanto se habló estos días acerca de si se pasaba o no al “Barcelona F.C.” habiéndose ya desmentido la noticia por el presidente del club campeón de España”. (El Correo Gallego, 1925, agosto 9).
El regreso
El 12 de julio de 1925, uno a uno fueron abordando el vapor “Almanzora”, anclado en el puerto de Vigo, que se encontraba atiborrado de gente que se había congregado para despedir a los futbolistas que habían asombrado al mundo.
Atrás habían quedado 5 meses y 16 días de recorrido europeo, visitando 9 países y 23 ciudades diferentes. Para el recuerdo eterno de cada uno de los futbolistas tricolores se sumaban los 38 partidos, 26 victorias, 7 empates y apenas 5 derrotas. Para siempre se repetirían en su mente los 130 gritos de gol proferidos ante aproximadamente 800.000 asombrados espectadores. Volvían a casa después de haber paseado victoriosos por el mundo los colores de Artigas, fundidos en la camiseta blanca ideada por Miguel Nebel y que luciría, por primera vez en esta gira, el escudo sobre el bolsillo. Escudo que era una réplica de la bandera creada a partir de un diseño de Ernesto Caprario y que nuestros futbolistas habían lucido con orgullo sobre su corazón desde 1902. Ahora, ese uniforme quedaba asociado al mejor fútbol del mundo.
En la mañana del 26 de agosto, el mismo entusiasmo con el que habían sido recibidos en cada ciudad que tocaron se repitió, multiplicado por el sentido de pertenencia. Una inmensa multitud de hinchas se congregó en el puerto de Montevideo para recibir a los jugadores que habían dejado bien en alto el prestigio del Club Nacional de Football.
Volvían a la patria un día después del centenario de la Declaratoria de la Independencia, al día siguiente de la inauguración del Palacio Legislativo. José Nasazzi, el “Mariscal” que ayudó a edificar la gloria de la gira, también había aportado a la construcción del “Palacio de las Leyes” en su función de marmolero de la Compañía de Materiales de Construcción, empresa adjudicataria de la licitación para el suministro de la obra. Muchachos simples capaces de proezas enormes.
Pasando raya
El éxito alcanzado por Nacional en sus presentaciones en Europa rápidamente se transformó en reconocimientos. El 29 de agosto, a pocos días del retorno de la delegación al país, en la sesión del Consejo Nacional de Administración (fue un órgano colegiado que gobernaba el país junto al Presidente de República entre 1919 y 1933) fue aprobada una moción presentada por el Dr. Luis Alberto Herrera, presidente del Consejo. El Dr. De Herrera manifestó en esa ocasión:
“Acaban de llegar los footballers del Club Nacional de Football, siendo notorio que habían realizado una gira triunfal. Estos habían paseado por media Europa los colores del país y merecen ampliamente el aplauso de los Poderes Públicos”
No es de asombrar que el único voto en contra fuera el del ex presidente de Peñarol, el Dr. José María Sosa.
El Ministerio de Instrucción Pública (actualmente su función es ejercida por el Ministerio de Educación y Cultura) elevó una nota a la Asociación Uruguaya de Fútbol, en la cual solicitaba al presidente de esta, Dr. Atilio Narancio, que le expresara “al Club Nacional de Football las felicitaciones y el aplauso que le tributa aquella corporación por la brillante gira deportiva realizada por los fields europeos, gira que constituye un triunfo para el deporte nacional”.
Nacional, como institución, resolvió realizar un homenaje a quien fuera el presidente de la delegación, Numa Pesquera. Se acordó en Directiva realizar un homenaje a Pesquera en la sede social el 12 de octubre a las 18. La ceremonia consistiría en “descubrir el cuadro del Sr. Numa Pesquera en la sala de sesiones. Se resuelve invitar especialmente a los señores Abel y Ramón Pesquera y a los socios, jugadores, miembros de la prensa, étc. a presenciar ese acto, así como llenar un pergamino con la firma de los asistentes para ser entregado por una delegación al Sr. Pesquera, antes de su desembarco a su regreso a la patria”. (Pesquera había permanecido en Europa luego de finalizada la gira, retornando en el mes de noviembre y siendo objeto de un homenaje el 17 de noviembre en la sede).
El Banquete en homenaje a la Delegación ofrecido por el Club tuvo lugar el día 5 de setiembre, con presencia de jugadores, directivos, prensa e invitados especiales, entre los que se contaban los Ministros de Instrucción Pública Julio María Sosa y Relaciones Exteriores, Dr. Pedro Maniní Ríos y Sres. Juan Cat y Eusebio Céspedes. Ignoramos si Sosa asistió al ágape.
Hablemos de dinero
El resultado económico de la gira europea estuvo en cuestionamiento por un sector de la prensa – específicamente por nuestros amigos federacionistas de El Diario -, incluso poniéndolo por encima del incuestionable triunfo deportivo.
En su edición del 30 de julio de 1925, bajo el título “Déficit en fija” el rotativo nocturno expresaba:
“Cuando EL DIARIO afirmó que Nacional no obtendría un “vintén” de utilidad con la gira por Europa, no faltó quien pretendiera rectificarnos haciendo notar que podría llegar la tournée a su término con más de $ 10.000 de beneficio para los albos.
Zibechi llegó hace dos días de Europa. “El pelado” es de esos jugadores que ponen un ojo en la cancha y el otro en la boletería. Sabe cuánto produce un partido. Ese mismo jugador, cuya experiencia no puede ponerse en duda, en cuanto pisó tierra manifestó, terminantemente, que la gira por Europa costaría al señor Pesquera varios miles de pesos. Dijo cosas más interesantes, que no es el caso destacar ahora. Solo nos preocupa, en estos momentos, ratificar nuestra información de que la gira por Europa no ha proporcionado a Nacional las satisfacciones morales y materiales que esperaba”.
Una semana antes, cuando este medio informaba sobre sus dudas del éxito económico del tour, seguramente el mismo cronista manifestaba – tal vez imbuido de sarcasmo – que “Nacional no tendrá inconveniente en ilustrar a los demás clubs sobre las probabilidades de obtener éxito financiero que se llevan al planear una gira deportiva por Europa”.
Aparentemente Zibechi sabía calcular con bastante precisión la asistencia de público en cada escenario – y debería dejarlo asentado en una libreta o similar o ¿acaso confiaría tanto en su memoria? – Aparte de esta habilidad, debía saber la conversión de la moneda local al valor del peso uruguayo para no incurrir en errores al momento de calcular ingresos y egresos. Por cierto, también debería llevar un registro de los gastos que debía afrontar el club – no Numa Pesquera – en cada traslado, estadía y viáticos, además de otros étceras.
A fin de ampliar la información, Zibechi fue recibido en Directiva el día 20 de agosto y, en esa ocasión, no se le solicitó aclarar ningún dicho ni aportar datos sobre el producido de la gira, tarea que, evidentemente, tampoco le correspondía. En acta correspondiente a la fecha antes citada se lee: “A esta altura de la sesión entra a sala el jugador Alfredo Zibechi, quien presenta sus saludos a la Directiva y hace extensas manifestaciones con respecto a la delegación en Europa que integrara en carácter de jugador y capitán”. Del tema dinero, nada.
Por último, según el cronista, Zibechi adjudicaba a Pesquera la “desgracia” de afrontar las pérdidas. De ser así, ¿por qué existía una Comisión encargada de la revisación de los gastos y cuentas generados en Europa?
Esta Comisión fue citada para brindar su informe el día domingo 11 de octubre de 1925, a las 10 hs. En la sede del club. No hay registro de estas conclusiones, pero ese no es el caso, el caso es que las pérdidas o ganancias generadas por la gira, no pasaban por las manos de Numa Pesquera sino por las finanzas del Club Nacional de Football.
El cierre en perspectiva
Durante las décadas de 1910 y 1920 el fútbol uruguayo impuso su supremacía en Sudamérica, y en el breve período en que disputó internacionalmente en ese lapso, también fue el amo del mundo. Campeón del Mundo bajo la égida de los Juegos Olímpicos en 1924 y 1928, primer Campeón de la Copa del Mundo en 1930, Campeón Sudamericano de selecciones en 6 de las 12 ediciones entre 1916 y 1929, sus clubes se alzaron con 16 de las 24 copas internacionales disputadas en ese período en el Río de la Plata - donde se practicaba, sin discusión, el mejor fútbol del continente. Estas victorias y estos títulos tuvieron un denominador común: el Club Nacional de Football.
Nacional fue la base de las selecciones uruguayas en esas décadas y el club que más torneos rioplatenses conquistó, por eso no es de extrañar el asombro que causó en Europa durante su gira. El viejo continente ya había sido deslumbrado por los uruguayos en 1924 y en 1925 ratificó lo que acá ya sabíamos: Uruguay contaba con los mejores futbolistas del mundo, y estos - los jugadores - también eran conscientes de ello. Basta con recordar la frase del capitán de la mayoría de aquellas gestas, José Nasazzi, que en ocasión de despedir a Héctor Scarone sentenció “Éramos jóvenes, éramos ganadores, estábamos unidos, creíamos que éramos indestructibles"". Y vaya que así era.
El fútbol criollo, a partir de su gestación, redefinió el modelo de juego. Incorporó el "dribling", basando el juego más en la habilidad y el ingenio que en lo físico y fue determinante al momento de reemplazar la función del centro delantero, hasta ese entonces el comandante del ataque y distribuidor de los avances, por el artillero letal, el goleador preocupado solo en embocar el arco rival que surge con la aparición de Pedro Petrone. Sobre él dijo Héctor Scarone "Con Perucho ya no hay mayores problemas para el tanto. Nosotros le pasamos la pelota y nos damos vuelta mirando al centro de la cancha. Enseguida oímos el grito de gol del público”.
Los países europeos se nutrieron de esta "academia rodante" que fue la gira de Nacional de 1925, y el fútbol, ya no volvió a ser el mismo.