La Copa Interamericana de 1988 fue la decimoprimera edición del certamen y se jugó al mejor de dos partidos, en régimen de ida y vuelta. Ambos partidos se jugaron en el mes de marzo de 1989, pero la copa correspondió a la temporada 88’.
Olimpia Bicampeón de CONCACAF:
La Copa de Campeones de la Confederación de Norte y Centroamérica de 1988, fue conquistada por el Olimpia de Honduras. El Club Olimpia, fundado el 12 de junio de 1912 en la ciudad de Tegucigalpa, fue el primer equipo de fútbol de aquel país y es el equipo más importante de Honduras. El “León” hondureño, es el equipo más laureado del país y uno de los más prestigiosos de la región. En 1988, conquistó su segunda Copa de Campeones de Concacaf, la primera la había obtenido en 1972, destronando al vigente tricampeón, Cruz Azul de México.
La edición de 1988, se jugó por zonas (Norteamericana, Caribeña y Centroamericana) en la que derrotó a clubes como el Alajuelense de Costa Rica, Marathón de Honduras, FAS de El Salvador, Defense Force de Trinidad y Tobago y Cruz Azul de México entre otros.
El Olimpia, dirigido por el uruguayo Estanislao Malinowsky, era la base de la selección hondureña y además tenía como figuras a los compatriotas Daniel Vicente Viera y Juan Carlos Contreras.
La Ida en Honduras:
El 5 de marzo se jugó el partido de ida en Tegucigalpa. Pocas veces, un partido despertó tanta expectativa en la historia del fútbol hondureño, como la que generó la presencia del campeón del mundo. Dos días antes del encuentro ya se habían agotado las entradas, la prensa local titulaba “estarán sentados uno en las rodillas del otro para ver el partido”. Económicamente también fue un éxito, ya que se recaudaron 100.000 dólares, una cantidad inusitada para la época. En la primera media hora del encuentro, Nacional fue netamente superior al Olimpia. Luis Noé y William Castro, marraron algunas situaciones claras de gol, hasta que a los 17 minutos, Daniel Fonseca, recibió una pelota a escasos metros del área y tras enganchar ante la marca del defensa, remató un imponente zurdazo que se metió en el ángulo del arco Olimpista.
Un Justo Empate:
En el segundo tiempo, el equipo hondureño mejoró su performance y por intermedio de la movilidad de Javier Flores y de la velocidad del uruguayo Contreras, comenzó a inquietar al fondo tricolor en busca del empate. A los 66 minutos, el árbitro sancionó acertadamente un penal para el equipo local. El penal, lo ejecutó el arquero Belarmino Rivera y convirtió el 1 a 1 definitivo. De todas formas, el empate fue un resultado positivo para Nacional. De León, tras finalizar el partido declaró “Allá en Montevideo, le vamos a ganar sin problemas” demostrando la confianza que tenían los jugadores en su poderío.
El Título Internacional Número 22:
El 29 de marzo se jugó el partido revancha en el Estadio Centenario ante una multitud. Aquella noche, Nacional salió desde el comienzo a arrollar al rival y realizó la mejor exhibición futbolística de la temporada. A los 16 minutos se puso en ventaja, Fonseca inició una pared con Cardaccio, quien le devolvió un milimétrico pase entrelíneas y el centrodelantero, definió notablemente ante la salida del arquero. 6 minutos más tarde, Nacional anotó el segundo tanto, que prácticamente liquidó el partido. Tras una combinación por izquierda, Fonseca centreó y Ostolaza anticipó de cabeza a la defensa, poniendo el 2 a 0 en el arco de la Colombes .
Doblete de Luis Noé Para la Goleada 4 a 0:
En el segundo tiempo, Nacional siguió siendo el dominador absoluto del partido. Noé y Fonseca, que fueron las figuras más destacadas del encuentro, se juntaban permanentemente y generaban las principales acciones ofensivas del equipo. En el minuto 56’, tras una combinación colectiva por izquierda, Cardaccio habilitó de primera a Luis Noé, quien dribleó al arquero hondureño y anotó el 3 a 0. A falta de cinco minutos para el final, Nacional anotó el 4 a 0 definitivo. Fonseca envió un centro, que el arquero Rivera no pudo retener y Luis Noé aprovechó para anotar su doblete personal. Con la obtención de la Copa Interamericana, el Rey de Copas cerró un ciclo de conquistas internacionales único en la historia del fútbol uruguayo.