El 11 de febrero de 1981, Nacional conquistó su segundo título de Campeón del Mundo, tras vencer por 1 a 0 al Nottingham Forest de Inglaterra en el Estadio Nacional de Tokyo. El prestigio de la Copa Intercontinental estaba algo devaluado por aquellos años y el certamen corría riesgo de quedar definitivamente discontinuado. Hasta 1979, el certamen se jugaba a dos partidos en régimen de local y visitante, pero los campeones de Europa habían desistido de participar en las últimas ediciones, debido a los tratos recibidos en Sudamérica. La directiva de Nacional presidida por Dante Iocco, se propuso jerarquizar el prestigio del certamen e impulsó un ambicioso proyecto para disputar la final del mundo en Japón, a un único partido. De esta forma, gracias a la iniciativa de los dirigentes de Nacional, el torneo clubista más importante en el mundo, tuvo su era de esplendor en Japón durante más de 25 años, hasta que en 2005 dio paso al actual Mundial de Clubes.
Luego de conquistar la Copa Libertadores, Nacional inició las gestiones ante la CSF y la UEFA para disputar la Copa Intercontinental ante el campeón de Europa. El tesorero de Nacional, José Sassón, se contactó con la West Nally, la empresa de patrocinio y marketing deportivo más importante del mundo y acordó jugar la final intercontinental en Tokyo, el 11 de febrero de 1981. El evento fue patrocinado por la West Nally y por varias firmas comerciales y además, se vendió la televisación del partido en directo para 41 países. Por su parte, los japoneses brindaron la organización y el marco ceremonial que el evento merecía, prestigiando y revitalizando a la Copa Intercontinental que estaba en decadencia. El Nottingham Forest, era bicampeón de la Copa de Campeones de Europa (1978/79 y 1979/80) y campeón de la Supercopa de Europa (1978/79). El equipo era dirigido por el legendario Manager Brian Clough y todos sus titulares eran jugadores de selecciones europeas. A 10 minutos de comenzado el partido, José Hermes Moreira generó una jugada combinada por derecha con Bica y Luzardo, envió un centro rasante al área, Victorino recepcionó el balón anticipándose a los dos zagueros, acomodó el cuerpo con un doble salto sobre el pié de apoyo y remató alto venciendo a Peter Shilton. !Un golazo!. En el segundo tiempo, Nacional sostuvo el resultado con una gran actuación de la defensa y se coronó Campeón del Mundo por segunda vez en su historia. Luego de los festejos en la cancha, la organización del evento efectuó la ceremonia de premiación a los campeones y acto seguido, se inició la vuelta olímpica ante algunos centenares de uruguayos y miles de japoneses, que por primera vez presenciaban un festejo de tal magnitud.
El Director Técnico fue Juan Martín Mugica y el Preparador Físico fue Esteban Gesto, quienes realizaron un exhaustivo análisis del rival y organizaron de manera brillante el viaje y los entrenamientos previos a aquel partido. El Capitán fue Víctor Espárrago, quien a sus 36 años de edad realizó una extraordinaria marca personal sobre Trevor Francis, principal figura del Nottingham. El equipo sufrió dos bajas importantes respecto a la oncena titular que había conquistado la Libertadores. En octubre de 1980, Hugo De León fue transferido a Gremio de Brasil, mientras que Eduardo De la Peña, se lesionó en el “Mundialito” jugado en enero de 1981 y quedó radiado del partido de Japón. El equipo se integró con el arquero Rodolfo Rodríguez, quien tuvo en aquel partido una actuación consagratoria, el lateral José Hermes Moreira, el líbero Juan Carlos Blanco, el stopper Daniel Enríquez, quien sustituyó a De León y el lateral izquierdo Washington González. En el mediocampo jugó Víctor Espárrago, el rochense Denis Milar, sustituto de De la Peña y el olimareño Arsenio Luzardo, mientras que en ataque, jugó Alberto Bica como puntero derecho, Julio César Morales como puntero izquierdo y como delantero de área jugó Waldemar Victorino, quien por aquellos años era indiscutidamente el mejor centro delantero del mundo.